L a ministra de Empleo, Fátima Bañez, ha anunciado esta semana que en los próximos meses nos desharemos de la maraña actual de 41 formularios distintos para contratar para pasar a cinco. Efectivamente, es un cambio para empezar novedoso, ya no habrá que tener un máster en derecho laboral para saber qué tipo de contrato conviene a un trabajador o a un empleador. Unos y otros se ahorran, para empezar, el asesor que les explique cómo iniciar una relación laboral contractual. En segundo lugar, al tener una legislación más fácil, la consecuencia es la flexibilidad. Con menos burocracia, las cosas se caen más rápido, menos liosas, más sencillas, menos costosas. La reforma, aun en estudio, contemplará -según hemos entendido- menos formularios y menos requisitos. Y esto está muy bien, porque el mercado laboral español cuanto más libre y menos costoso sea, se convertirá en más eficiente y dinámico y ayudará a crear más y mejores empleos. Según la ministra, los cinco nuevos contratos universales serán: indefinido, temporal, de prácticas, de revelo y de formación y aprendizaje. Cinco epígrafes que parecen razonables a primera vista. Uno empieza con un contrato de prácticas -remunerado y con cotización a la seguridad social-, después aspira a un contrato temporal, y, en un tercer paso, a uno indefinido. El contrato para la formación y aprendizaje es esencial para reciclar a tantos millones de trabajadores que, una vez perdido su empleo, se encuentran inmersos en la tragedia de "no saber que hacer porque no tienen formación para ello". Yo mantengo que ese es el drama verdadero de España y de su clase media, adultos entre 35 y 55 años, con cargas familiares, en el paro y sin posibilidad cierta de encontrar un trabajo digno. El resto, los jóvenes, su futuro pasa por trabajar allí donde esté el trabajo o su iniciativa, mientras que los mayores ya sabemos que tendrán una pensión, porque así lo hemos decidido. Mientras no se solucione la reinserción laboral de la clase media española, España no podrá decir que ha superado la crisis.