Por primera vez en los últimos dieciséis España ha cosechado su primer superávit comercial. La avalancha de turistas extranjeros, sin precedentes desde 1995, y su mayor nivel de gasto han propiciado este gran avance, que convierten a esta industria junto a las exportaciones en las dos gallinas de los huevos de oro de la economía. Pero conformarse con la excelente evolución de estos dos sectores y depositar en ellos el único peso de la recuperación económica resulta insuficiente. En este punto es donde el Gobierno está obligado a actuar en distintos frentes, estructurales y fiscales, para añadir nuevos elementos dinamizadores. El decicido apoyo a la automoción constituye un buen ejemplo de como hay otras alternativas para abandonar la recesión.