E spaña necesita una revisión en profundidad del su sistema fiscal. La constante aparición de casos de evasión supone un efecto llamada para el contribuyente, cansado de observar como la carga de las rentas del trabajo siempre es superior a la de las llamadas rentas del capital y, por ese camino, se circula inexorablemente hacia el abismo. Los grandes fondos y los llamados 'family offices' utilizan habitualmente la amenaza de la deslocalización de las fortunas que manejan para tratar de frenar los impulsos reguladores del Gobierno en pro de un aumento de los tipos impositivos de, por ejemplo, las sicav. Por este motivo, urge realizar una revisión en profundidad de los problemas de progresividad que presentan tanto el impuesto de la renta como el impuesto de sociedades de modo que se pueda equilibrar la balanza. En los últimos años, las deducciones han logrado rebajar el tipo medio para las rentas más altas y de ahí, la constante sensación de que en este país siempre pagan los mismos. Los impuestos nunca han tenido buena prensa y, lógicamente, nunca la tendrán. Benjamín Franklin lo dejó muy claro "en este mundo no se puede estar seguro de nada, salvo de la muerte y los impuestos". España necesita adaptar algunos impuestos a la tributación europea y parece lógica una reforma inteligente en los impuestos especiales así como una revisión de las carteras de productos incluidas en las tres calificaciones del IVA. Con todo esto también resulta imprescindible incrementar el nivel de corresponsabilidad fiscal en la recaudación. Las Comunidades Autónomas, al igual que los Ayuntamientos, deben jugar un papel más activo. La amnistía fiscal del Gobierno fue un error mayúsculo, pero ahora el departamento que dirige Cristóbal Montoro se juega la poca credibilidad que le queda en la reforma fiscal que tendrá que presentar en 2014.