E n un momento tan convulso como el actual, en el que la Unión Europea ocupa cada vez más espacio en los informativos, en los diarios, e incluso en las conversaciones de la calle, se nos olvida que hay vida más allá de Europa y que otros países, con o sin crisis, se mueven y hacen cosas muy interesantes. Probablemente sean muy pocos los españoles que sepan que existe una nueva Unión Aduanera (CU) entre Rusia, Kazajstán y Bielorrusia, países con un tremendo potencial energético y con un mercado que representa 170 millones de consumidores cuyo poder adquisitivo va en aumento. De hecho, la CU es ya considerada por muchos como un auténtico chollo, el espacio perfecto para importar toda clase de productos y, sobre todo, desde el que exportar materias primas. La unión entre estos tres mercados, que fue presentada oficialmente el 1 de enero de 2010, es desconocida por la mayor parte de nuestros compatriotas, a pesar de que ha sido un rotundo éxito. Probablemente, el hecho de que se haya creado en un tiempo récord, a diferencia de lo que sucedió con la Unión Europea, ha contribuido a este desconocimiento. La integración fue vista inicialmente con escepticismo. Muchos pensaron que acabaría siendo una más de las muchas organizaciones internacionales que existen, sin capacidad de influir en la esfera política y económica mundial. Sin embargo, a pesar de su corta existencia, la CU ya ha supuesto un gran impulso para el desarrollo de los tres estados que la integran y para toda la región de Asia Central, que se ha consolidado como un puente entre Europa y los países de la Zona Asia-Pacífico. Así, por ejemplo, el desarrollo de los sistemas de transporte desde China a Europa está acortando hasta en cuatro veces el tiempo de traslado de las mercancías entre estos dos colosos comerciales. Tampoco puede olvidarse su enorme importancia desde el punto de los recursos naturales. Rusia y Kazajstán son dos superpotencias energéticas y tienen las mayores reservas de gas natural del mundo. Rusia es el segundo productor mundial de petróleo y el octavo país en cuanto a reservas de carbón. Por su parte, Kazajstán cuenta con el 3,2 por ciento de las reservas mundiales de petróleo y con las mayores reservas de carbón y uranio del mundo. Gracias a esta unión se han dado las condiciones para el nacimiento de grandes alianzas empresariales en todos los ámbitos. En el sector energético se ha firmado un acuerdo por el que la rusa Gazprom se ha hecho con el 50 por ciento de las acciones de Beltrangasz que todavía no estaban en su poder. Precisamente uno de los objetivos de esta integración es promover y estimular el libre flujo de capitales, mano de obra e inversiones entre las tres naciones que la integran y cuyas economías, son complementarias. Algo que hace todavía más atractiva la CU, incluso para países que a priori no debían de tener demasiado interés en ella. Vietnam ya ha manifestado su interés por adherirse a la nueva zona de libre comercio, y hasta Nueva Zelanda está estudiando la posibilidad de alcanzar un acuerdo. Aunque el potencial energético del trío está fuera de toda duda, también está teniendo una enorme trascendencia el aspecto financiero. De hecho, se baraja la posibilidad de que este espacio cuente con su propia moneda, que el presidente de Kazajstán, Nursultan Nazarbayev, ha propuesto llamar euras y que, sin duda, incrementaría el atractivo de esta zona para los inversores. Y este proceso está solo empezando. Por ejemplo, ya se habla de la creación de una Compañía Unificada de Transportes y Servicios Logísticos que generaría negocio por valor de más de 2.000 millones de dólares. Los buenos resultados obtenidos hasta el momento por la Unión Aduanera, en tan solo tres años de vida, han sido posibles gracias a un esfuerzo coordinado y a que se ha evitado cometer los errores que han hecho que Europa haya tardado cuarenta años en crear una unión completamente desarrollada. Además, a diferencia de los que sucede con la UE los países de la nueva unión tienen un pasado común, ya que los tres formaron parte de la Unión Soviética, comparten raíces culturales, una lengua y una misma mentalidad que no han podido borrar 20 años de independencia. Sin duda todo ello está permitiendo a los países del Espacio Económico Euroasiático ser competitivos y empezar a tener protagonismo en el panorama internacional, junto con otros actores clave como la Unión Europea, USA, China y los estados del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). No les perdamos de vista, la nueva tierra de las oportunidades puede estar ahí.