elEconomista inaugura la elaboración de informes especiales con un documento sobre Energías Renovables. El desarrollo de las energías renovables es una prioridad para España: el 80 por ciento de la energía que consumimos debe comprarse en el exterior y, además, alrededor de ese mismo porcentaje, se trata de combustibles fósiles, los que más contaminan. La dependencia energética es, si cabe, más evidente, con un petróleo cuyo precio supera récord tras récord -alcanzó la semana pasada los 75 dólares por barril- y con unas predicciones que auguran una larga temporada de crudo caro. Frente a esto, nuestros recursos naturales -sol, viento-, que son abundantes, no están siendo aprovechados como se debería. Ése es el motivo por el que España ocupa un lugar demasiado bajo para sus posibilidades en energías renovables en Europa, el 11º. El Gobierno tiene dos planes para reducir nuestra dependencia energética: uno para reequilibrar la oferta -potenciando las renovables- y otro de ahorro energético, para mejorar el uso y aprovechamiento de unos recursos escasos. Los dos planes van en la dirección correcta, aunque el objetivo final para 2010 es bastante discreto: que el 12,1 por ciento del consumo sea de energía renovable, frente al 5,9 por ciento del año pasado. Lo que en ningún caso debería hacer el Gobierno es -como denuncian las empresas- sucumbir a la tentación de cambiar el marco que regula las inversiones. Sobre todo, en el caso de la energía éolica, que ha demostrado ser un sector que crea empleo y riqueza y, además, sirve para reducir la dependencia energética en España: 12.000 millones de euros de inversión en nuevos proyectos están en juego.