El hecho de que Rodrigo Rato planteara a Luis de Guindos un programa de ayudas de 6.500 millones de euros es un reconocimiento por su parte de que la situación iba a sufrir un deterioro. Bankia tiene un problema del que su presidente era consciente. Esto pone de manifiesto que las cuentas del sistema financiero están peor de lo previsto y que el Gobierno se equivocó en la cuantificación de las provisiones que había que hacer. Los 53.000 millones en que se calcularon para todo el sector se pueden superar en casi un 40 por ciento (los analistas hablaban de 100.000 millones). También manifiesta la necesidad de un banco malo, que se debía de haber constituido en enero, y la mala práctica de que sólo se toman medidas con el agua al cuello.