Los datos de paro registrado, 112.269 desempleados más, y la caída en casi 50.000 afiliados de la Seguridad Social en febrero dan idea de la intensidad de la recesión en España. Desde hace siete meses, el sistema de pensiones pierde afiliados y se ha retrocedido al nivel de 2004. Tras cinco años de crisis, las cuentas de la Seguridad Social resisten gracias a la responsabilidad de los diferentes Gobiernos desde el Pacto de Toledo. Pero que las cuentas estén saneadas y sin deudas no significa que no haya que preocuparse. En 2011, tras once años de resultados positivos, el sistema de pensiones registró un ligero déficit. En términos de Contabilidad Nacional, que además de las pensiones incluye el seguro de desempleo y el Fondo de Garantía Salarial, es el segundo año de números rojos, aunque alcance un escaso 0,09 por ciento del PIB. Este año sólo el sistema de pensiones podría alcanzar un resultado negativo de entre 5.000 y 7.000 millones de euros. Entre otras bazas, la ministra Báñez puede intentar evitarlo planteando a Hacienda que pague en su integridad los 7.500 millones del complemento a mínimos, que reciben las pensiones contributivas más bajas y de los que el Estado sólo aporta a la Seguridad Social el 35 por ciento. Así solventaría el problema y un antiguo contencioso con Hacienda, que siempre se ha resistido a esta reiterada petición de los ministros de Empleo. No obstante, la presión para recortar gasto lo pondrá difícil y obligará al Gobierno a tirar de los ahorros del sistema y ajustar otra vez las prestaciones de acuerdo a la coyuntura.