L os avances registrados en los últimos años han comenzado a conciliar crecimiento con inclusión social en la mayoría de los países de América Latina. La gobernabilidad se ha fortalecido en un contexto donde el mundo demanda cada vez más sus recursos naturales, especialmente China. Además, la estabilidad macroeconómica y un sistema financiero más resistente, resultaron determinantes en la superación de la crisis económica mundial. Estos grandes logros deben potenciarse durante esta década. De hacerlo, Latinoamérica puede consolidarse como una región de crecimiento y estabilidad para el mundo. Para lograrlo, debe sortear obstáculos que pueden incluso hacerla retroceder. Se deben impulsar reformas estructurales que incluyan el fortalecimiento institucional y una amplia reforma fiscal que aseguren el desarrollo económico de largo plazo, la estabilidad política y un progreso social con responsabilidad medioambiental. En el World Economic Forum sobre América Latina (Río de Janeiro, abril de 20111), 750 líderes de 46 países se reunieron para dar forma a esta visión, trazando una hoja de ruta basada en ocho pilares: desasociar el crecimiento económico del consumo de recursos; mejorar la productividad y la competitividad empresarial; avanzar en innovación tecnológica; fortalecer la gobernabilidad; promover la seguridad energética; aumentar la producción agrícola; elevar el emprendimiento y el empleo y erradicar la pobreza. También son necesarios entornos normativos coherentes y transparentes, que incrementen la competitividad y atraigan proyectos de infraestructuras avanzadas y de altas tecnologías que, a su vez, aceleren la industrialización y aporten beneficios sociales. Además de equilibrar los impuestos para facilitar una mejor distribución de la renta, también se deben simplificar los códigos tributarios y reducir la burocracia asociada a la creación de empresas con estímulos para los emprendedores. La visión y las estrategias para que ésta sea la década de América Latina pasa por anular las percepciones del pasado y establecer las del futuro, proporcionando un acceso abierto a nuevos conocimientos y emprendimientos público-privados, para establecer la colaboración entre diversos sectores, y así responder proactivamente a los desafíos críticos de un entorno en constante cambio que imprime una mayor y más amplia competitividad con la incorporación de las economías emergentes. Fue en el WEF de Río de Janeiro, donde Sir Martin Sorrell, director ejecutivo del importante grupo WPP (Reino Unido), que controla el 25 por ciento de la publicidad mundial, propietario de compañías como Ogilvy & Mather, Grey, Burson-Marsteller, Young & Rubicam, JWT y varias más, afirmó: "Creemos que ésta es la década de América Latina". Lo será más aún si los países logran diversificar sus exportaciones basadas en los recursos naturales y consiguen especializarse, aun sabiendo que este proceso conlleva tiempo y no es lineal; al contrario, pues sufre cambios competitivos que les exigen transformarse con vitalidad, incorporando cada vez más valor añadido según su especialización. Éste es el caso de Uruguay, especializado en la industria del software, que durante los últimos años se ha convertido en uno de los centros avanzados de desarrollo de software en América Latina, con una exportación que ha crecido un 1.330 por ciento en los últimos cinco años y un volumen que supera los 250 millones de dólares. De esta manera, el software se ha convertido en uno de los sectores de la economía uruguaya con mayor crecimiento en los últimos tiempos. Para tener clara la magnitud de esta cifra, hay que señalar que Uruguay tiene una población de tres millones de habitantes, por lo que todas las empresas tienen una clara orientación exportadora, que se concentra en América Latina, aunque también han abierto mercado en la Unión Europea y en Estados Unidos. Así pues, éste es el plan uruguayo, pero cada país debe seguir el suyo propio y en esto se hallan inmersos los países latinoamericanos, optando según sus distintas fortalezas y debilidades, pero diversificando su matriz exportadora.