G recia estaba quebrada y la UE la ha rescatado con una fórmula encubierta que permite cumplir, al menos formalmente, las cláusulas de los tratados europeos que impiden salvar a un país en bancarrota. A los 110.000 millones del primer rescate, se suman ahora 130.000 millones más, la quita del 53,5 por ciento del nominal de la deuda griega para acreedores privados y una reducción retroactiva de los intereses de los préstamos bilaterales que la UE ha concedido a Grecia. En suma, la condonación de una deuda de 107.000 millones de euros (casi el primer préstamo gratis) o una quita real del 75 por ciento. El problema es que todo eso apenas pueda servir para ganar tiempo. Las paupérrimas condiciones de la economía griega, su ineficiente organización y malas costumbres, así como las exigencias de la intervención, no ofrecen expectativas de crecimiento, indispensable para recuperarla. Y si Grecia no cumple y mantiene sus viejas estructuras, vicios y defectos, tampoco saldrá adelante. ¡Qué gran espejo en que mirarnos!