La crisis financiera originada por las hipotecas de alto riesgo, o subprime, sigue castigando con fuerza a los principales mercados. La percepción y las previsiones de bancos y cajas a este respecto difieren en algunos puntos, pero coinciden en uno de base: en España no hay hipotecas basura y el sistema financiero es lo suficientemente sólido como para soportar los efectos de la crisis. De hecho, en la línea optimista y de acuerdo con los datos de la Asociación Española de Banca (AEB), estas entidades aumentaron sus ganancias un 20,1 por ciento hasta septiembre. Sin embargo, bancos y cajas reconocen que los efectos de la crisis se dejarán ver con mayor intensidad a partir del año que viene. A pesar de tener un sistema financiero saneado, conviene apelar a la prudencia, y más después noticias como las de principios de semana -el aumento de las provisiones de UBS o los movimientos de varias inmobiliarias españolas para conseguir liquidez y así financiar su deuda-. Por eso el presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA), Juan Ramón Quintás, confirmó de forma oficial la idea que ya venía comunicando en las últimas semanas: la crisis tendrá unos efectos perniciosos muy por encima de las previsiones iniciales, de forma que si se esperaba un impacto en la banca mundial de 60.000 millones de dólares para el presente ejercicio, ahora las estimaciones lo elevan hasta más allá de los 500.000 millones de dólares. Ante la nueva situación, resulta lógico que Quintás no dude en pedir a las cajas de ahorro que sacrifiquen una parte de sus beneficios de este ejercicio y que midan más el crédito al promotor -eso sí, sin dañarlo, a fin de ralentizar más el crecimiento del sector- en favor de una mayor cobertura ante la crisis y la incertidumbre.