Inicialmente la idea de Vueling era buena y, por supuesto, económicamente viable. Empezó muy fuerte, con un modelo de negocio que llegó a poner en jaque a los actores tradicionales del sector. Incluso Iberia creó una aerolínea de bajo coste para competir con una aerolínea que podría haberle hecho mucho daño en España. Pero ahora, a casi un año vista, se ve que la gestión no ha sido la correcta. El caracter personalista de la dirección y una precipitada salida a bolsa han hecho un agujero a una gran idea. Hasta ahora no ha levantado el vuelo. Habrá que ver las capacidades del nuevo grupo gestor.