L os sistemas financieros de fines del XX acometieron ya la reforma de un modelo en que convivía la banca privada y una mixtura de banca pública y banca social. Las crisis de los años 70 y 80 provocaron la unificación a partir del 90, la homogeneización en banca privada de todos los operadores. España ha sido diferente. La banca pública desaparece en la fase de crisis del 83 y primeros 90 y, sin embargo, las cajas de ahorros crecen a la par que la banca privada. En su fotografía actual, las cajas y cooperativas de crédito ocupan casi el 45 por ciento de los activos totales de las entidades de crédito. Sin embargo, esta posición de volumen de activos no refleja solidez, solvencia y eficiencia en el mercado, sino que pone en evidencia la necesidad de acometer la privatización urgente de tales entidades. La experiencia internacional demuestra que hay varias vías para llegar a un mismo destino: el de esa bancarización en términos de sociedades anónimas bancarias, pero no se da neutralidad de medios afines, es decir, según como se haga el recorrido, los resultados serán unos u otros.