Hoy es el día. La Reserva Federal (Fed) tomará una decisión sobre el futuro de los tipos de interés en Estados Unidos. La previsión más extendida en los mercados es que habrá un recorte de tipos. Por ello, la cuestión no es tanto si los va a bajar o no, sino en cuánto podría llegar a bajarlos: un cuarto de punto o medio punto. Lo cierto es que cualquiera de las opciones, incluso la posibilidad de dejarlos como están, son profundamente debatidas sin que se alcance un consenso. El principal motivo es que, de momento, es demasiado pronto para analizar el alcance real de la crisis, lo que complica el proceso de identificación de las medidas más oportunas. En cualquier caso, la crisis de las hipotecas basura (también llamadas subprime) que padece el mercado norteamericano afecta sobre todo al ámbito psicológico y de la confianza de los inversores, un factor de gran importancia que es quizá el único en el que la Fed tiene una cierta capacidad de influencia. Ésta es la base del argumento que da respuesta a la pregunta: ¿debe la Fed bajar los tipos de interés? La medida no garantiza por sí misma una solución a una crisis que parece responder al fin de una etapa de crecimiento, como hubo otras en el pasado, y que no se solucionaron mediante la política monetaria. Pero un recorte moderado -de un cuarto de punto- parece lo más adecuado porque supone una inyección de moral, un mensaje que dejaría claro que la Fed apoya a los mercados. Al tratarse de un problema de confianza, el hecho de que llegue más dinero a los mercados no implica que se canalice a la inversión si los inversores no se fían. Un recorte de medio punto podría ser interpretado como una señal de que la situación es grave. Sería una maniobra agresiva y, por tanto, poco recomendable en situaciones delicadas como esta.