E l crecimiento económico alemán registrado en 2010, del 3,6 por ciento, es el más alto desde 1991. Obviamente, se trata de una recuperación que parte de un bajo nivel de actividad, fruto de la crisis de 2008 y 2009, pero, aun así, el dato es muy positivo. En contra de lo que se suele decir, este crecimiento no proviene solamente de unas fuertes exportaciones, sino cada vez más de un aumento de la inversión y el consumo internos que está estimulando las importaciones de otros países. El crecimiento, en su momento potenciado a través de subvenciones públicas en el sector del automóvil, está abarcando también a otros bienes provenientes del exterior. Esto supone un modelo de crecimiento más sostenible: España conseguirá reducir el déficit crónico de su balanza comercial con Alemania y otros países no tanto por una reducción de sus importaciones, sino por un aumento de sus ventas. Bienvenido sea.