Cada vez está más claro que vender pisos ya no es lo que era. Cambia la forma de ponerlos en el mercado y cambia la forma de construirlos. Y son nuevos ya los planes estratégicos de muchas empresas constructoras e inmobiliarias, que optan cada vez más por diversificar su negocio y no ponerlo todo en el cesto de la vivienda residencial, por más que hasta ahora era el de los huevos de oro.La clave está ahora en adivinar el ritmo que tendrá el auge y recuperación que se prevé en el mercado inmobiliario. Aterrizaje suave o corrección drástica. Que cambien de función casi 400.000 empleos en dos años, ¿es mucho o poco? Quien sepa esas claves o acierte en sus pronósticos, será el que gane en el nuevo mercado normalizado de la vivienda que todos los expertos prevén para 2010. Por lo pronto, resulta grotesco ver cómo ahora se organizan rifas para vender pisos, cuando hace apenas un lustro no duraban una semana en el mercado.Lo más duro de toda esta situación tampoco será lo que pasen las empresas en su reajuste. El mayor riesgo está en las economías domésticas y el alto grado de endeudamiento que han adquirido para comprar una viviendo, o invertir en más de una en busca de rentabilidad segura. El mercado hipotecario y financiero español es muy flexible y capaz de adaptarse a las situaciones más complejas, pero la subida de tipos de interés será implacable con las situaciones más ajustadas. No es recomendable dejarse en vivienda más de la mitad de los ingresos de la familia si se quiere sortear con agilidad estos dos años de normalización del mercado.Una vez admitido por el propio sector el freno de los precios y el exceso de oferta, una buena obra social corporativa (del Gobierno o de las empresas) sería identificar los casos de las familias que más van a sufrir con el ajuste e intentar solucionarlo. Seguro que en las próximas elecciones generales, que será el momento más duro para la vivienda, salen promesas por este camino.