Al final, Conthe va a hablar. El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Manuel Conthe, comparecerá en la Comisión de Economía del Congreso el martes próximo para presentar la memoria 2006 que el Consejo de la CNMV se apresuró a aprobar ayer. El Gobierno ha cedido y el todavía máximo responsable del órgano regulador podrá explicar -con el tiempo justo por la presencia posterior del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez- los entresijos de la operación empresarial orquestada para hacerse con el control de Endesa y que han acabado con el descrédito de la institución que preside, dinamitando la credibilidad de nuestro país. Y, pese a que los últimos flecos estarían aparentemente decididos, Conthe estudia la manera de dar un susto de gracia al Gobierno. Como hoy publica elEconomista, el presidente de la CNMV está sopesando seriamente la posibilidad de explicitar, en la Cámara Baja, las supuestas presiones del Ejecutivo sobre el supervisor para aceptar la opción italo-española. De llevar a cabo sus intenciones, Conthe no sólo apuntaría contra el vicepresidente de la institución, Carlos Arenillas, sino contra el propio Gobierno. Si, como parece, pudieron existir informes jurídicos en contra de la operación Enel-Acciona, advertencias de la SEC o llamadas de presión, Conthe tiene la obligación de contarlo. La restauración de la credibilidad de los organismos supervisores y del mercado español pasa por aclarar las sospechas de intromisión gubernamental. Una vez cometido el daño, nuestra democracia debe empezar a dar signos de madurez, drenando el absceso que enferma a la CNMV y depurando todas las responsabilidades. Sería un último ejercicio de dignidad institucional que el mercado aplaudiría.