Texas Pacific Group (TPG), un fondo de capital riesgo valorado en unos 40.000 millones de dólares, estudia realizar una oferta de compra sobre Iberia. El fondo ha valorado las acciones a la baja, en unos 3,6 euros -es decir, un total de 3.414 millones de euros-. Los analistas estiman que Iberia cuesta más de 4 euros y los títulos ya cotizan en torno a ese precio. Además, otras compañías como British Airways -que ya posee una participación del 10 por ciento-, Lufthansa o Air France podrían también pujar por la española. Por su parte, Texas Pacific Group posee la aerolínea estadounidense Quantas que, al operar en rutas distintas a las de Iberia, podría convertirse en un complemento perfecto. La compañía española es la única entre las grandes aerolíneas europeas que ha arrojado once años consecutivos de ganancias. Y lo que es aún más importante, Iberia domina el tráfico aéreo con Latinoamérica, el mercado con más proyección en los próximos años. Por eso, su control puede convertirse en una baza estratégica para las grandes del sector. Pero, a la espera de conocer el futuro de la aerolínea, debemos aprender la lección de fondo: cada vez será más frecuente que el control de las empresas, que hasta ahora habían sido de capital español, acabe mudándose fuera nuestro país. De hecho, éste podría ser también el futuro de Altadis o de la propia Endesa. Las privatizaciones acometidas en la década de los 90 fueron clave para lograr el desarrollo económico que hoy disfrutamos, convirtiendo a nuestro mercado y empresas en un objetivo de referencia. España se encuentra entre las grandes economías mundiales y nuestras compañías van ganando posiciones en la cúspide de la pirámide del mercado global. Un juego de victorias y derrotas, nunca definitivas, que genera mucha riqueza.