El gobernador del Banco de España urgió ayer a no demorar más la reestructuración financiera. El mismo día en que se reunía con Caixanova y Caixa Galicia, cuya posible boda no tiene el visto bueno del supervisor. La redefinición del mapa de cajas gallegas ha abierto muchos frentes. Mientras el Frob atribuye al supervisor la potestad de aprobar intregraciones de cajas y pone en segundo plano a la Xunta, la ley de cajas gallega, que Economía pone en tela de juicio por chocar con la legislación general, da competencia decisoria exclusiva al Ejecutivo gallego. Ha abierto la caja de Pandora, y suena a más dilación. Las decisiones sobre las cajas no han de circuncribirse al ejecutivo regional. Más cuando se necesitan fusiones interregionales, con menor solapamiento de clientes y menor concentración de riesgos.