El Corte Inglés, una de las compañías con más carácter español, sale de la Península Ibérica. Después de inaugurar dos centros en Portugal, ahora se dispone a abrir otro centro comercial en las afueras de Milán. Y una vez que se calce la bota, tiene planes para la apertura de otra gran superficie en Roma. Además, su filial especializada en el público más joven, Sfera, ya ha entrado en Bélgica, Portugal y Grecia, y se prepara para cruzar las fronteras europeas y desembarcar en países como México o Arabia Saudí. La expansión internacional de El Corte Inglés era necesaria. Era hora de que una de la empresas señeras tomase el camino que muchas otras han iniciado. Las compañías españolas han destacado en el exterior por su extraordinaria actividad, sin embargo, El Corte Inglés sólo había entrado en el mercado luso. Su tardía salida hacia el exterior, al margen del proceso de internacionalización empresarial hispano, se había convertido en un anacronismo. Una vez conquistada, la piel de toro se empieza a quedar pequeña y se hace necesario planear una estrategia que no concentre a un solo mercado, y durante más tiempo del necesario, los riesgos y las oportunidades de negocio. Exportar la fórmula original del grupo de distribución, basada en grandes centros comerciales ubicados en el corazón de los núcleos urbanos, obliga a una expansión exterior mucho más lenta y limitada. Por eso, la cadena de ropa Sfera se convertirá en el gran impulso internacional del gigante español. La compañía ha conseguido afianzar un modelo de negocio basado en la calidad y la interacción con el cliente que, presumiblemente, será bien recibido más allá de nuestras fronteras.