Mucho ha cambiado el Ejército desde la transición a la democracia hasta nuestros días. elEconomista publica hoy una entrevista a Mariano Casado, secretario general de la Asociación Unificada de Militares en España, la única agrupación que incluye personal castrense en activo. Que un portavoz que representa a 1.600 militares dé un paso al frente y haga declaraciones públicas -ya se había hecho a título individual- es un hecho insólito dentro del Ejército español, señal de la transformación que se está produciendo en el Cuerpo. Pero Casado no sólo ha roto con la mordaza. Para formar parte de una institución cuyos estrictos códigos militares chocan con el derecho a la libertad de expresión, sus declaraciones suenan contundentes: según dice, el Gobierno ha incumplido sus promesas de mejorar los sueldos y las condiciones de vida de los militares. El Ejecutivo ha destinado 200 millones de euros para elevar los salarios de los soldados una media del 7,8 por ciento en 2007. Sin embargo, Casado afirma que preocupan sobremanera los criterios que se utilizarán para aplicar los aumentos. Pese a las promesas del Gobierno, esta asociación cree que el incremento de sueldos utilizará criterios de rango, y no de peligrosidad, rendimiento o destino, como solicitaban. Desde 1978, el Ejército ha disminuido su protagonismo en la realidad española, lo que se ha traducido en una pérdida de estatus y en la evolución hacia una nueva estructura. Es de gran importancia que la octava potencia económica del mundo mantenga un papel geopolítico acorde con su capacidad. Y un Ejército español adaptado a los tiempos resulta vital. El Gobierno debe aprovechar la bonanza económica para mejorar la situación de los soldados.