El cambio de patrón que ha experimentado el consumo está dejando a la gran distribución herida. El llamado just in time ha llegado a las alacenas de los consumidores, puesto que éstos ya no hacen acopio, sino que compran justo lo que necesitan. Aunque en condiciones normales los españoles suelen primar el tiempo de ocio y gastar más, ahora están más dispuestos a emplear su tiempo en ahorrarse dinero en la compra. Un dato: ayer, la tasa de ahorro aumentaba casi en 11 puntos. La pregunta en el sector es si esto se va a convertir en un hábito permanente y entonces tendrán que ajustar su estructura a este nuevo escenario, o si bien se volverá a las costumbres anteriores a la crisis. De momento, Eroski ha recortado durante el último año 3.500 empleos, y la sangría no se detiene ahí. Sus resultados fueron malos hasta julio y, de seguir así, tendrán que seguir llevando a cabo ajustes, con el problema añadido de que la compra de Caprabo les está resultando muy difícil de digerir. Pero esta situación de emergencia no se restringe sólo a la cooperativa vasca. Todas las compañías del sector están apechugando con una coyuntura igual. Hasta el momento, han reducido sus márgenes con tal de evitar los despidos, algo que el propio Gobierno les ha rogado. Sin armar ruido, sólo han congelado la contratación y cancelado contratos temporales. Sólo El Corte Inglés ha reorganizado los horarios de 40.000 trabajadores. De continuar así, Eroski no será la última en recortar su plantilla. Estas empresas aducen que ven más problemas en el horizonte cuando no sean capaces de trasladar el alza del IVA a sus precios. Entonces, sufrirán más pérdidas. Si continuamos con otro año así, habrá más recortes.