En contadas ocasiones, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha encontrado cómodo hablando de economía. Pero, tal y como se plantea la actualidad política, ésta se ha convertido en el oasis socialista. Por eso, procede hablar de ello. Y es que, como ayer anunció Zapatero, el motor sigue fuerte. Nuestra economía crecerá este año próxima al 3,5 por ciento del Producto Interior Bruto y, según las cuentas, el superávit público superará el 1 por ciento. Asimismo, el presidente indicó, sobre 2006, que "visto en conjunto y de forma agregada, seguramente es el año más brillante en términos económicos de todo el periodo democrático". Una intervención aplaudida desde Bruselas por el comisario Joaquín Almunia, que ha felicitado al Ejecutivo por el superávit y, tras hacer referencia al respiro que supone frente a la tendencia alcista de los tipos, ha concluido: "Es verdad que los que tenemos una hipoteca a tipo variable sufrimos las consecuencias, pero no se puede tener todo en la vida". Cierto, lo que ocurre es que, según las estimaciones de la Asociación Hipotecaria Española en 2005, más del 98 por ciento son de tipo variable, un problema. Pero, de momento, al presidente no le faltan indicadores para estar satisfecho, España crece muy por encima de la media europea. Hoy, nada ha ensombrecido el discurso de Zapatero, ni siquiera cuando le han preguntado por la opa: "Espero que el mercado decida en beneficio de los accionistas y con la garantía de los intereses energéticos de nuestro país". Tranquiliza que, por fin, el máximo responsable del Ejecutivo haga referencia al libre mercado. Es evidente que este Gobierno respira por el pulmón económico y haría bien en deshacerse de postulados equivocados. Rectificar sería, sin duda, una sabia decisión.