La fórmula para la negociación colectiva que únicamente se fundamenta en subida salarial y recorte de jornada laboral, se ha quedado en el siglo pasado. Estamos ante una nueva era en las relaciones laborales del mundo desarrollado, muy marcada por la aplicación de las nuevas tecnologías a la gestión empresarial y a la forma de trabajar, en la que el ocio y el ahorro son dos grandes valores para cualquier asalariado. Los planes de pensiones de empresa llevan mucho tiempo sobre la mesa, pero su utilización ha sido muy escasa hasta el momento, a pesar de los incentivos fiscales con los que contaban. Pero el fomento del ahorro complementario es algo que se impone en una sociedad llamada del bienestar, aunque nadie tiene segura las pensión pública si le quedan más de veinte años para jubilarse. Se dan los componentes ideales para empezar a modernizar la negociación colectiva en España con opciones que son buenas para los trabajadores, para los empresarios, para el desarrollo social y para el estado de bienestar. Y los grandes sindicatos españoles saben que no pueden ser reticentes con esas nuevas opciones para defender posturas rígidas de salario y jornada. Ya es clásica la opción de subir los sueldos en virtud de la productividad, y no sobre la inflación, algo que las centrales sindicales han acabado admitiendo porque también lo imponen los nuevos tiempos. Es legítimo que, a cambio o por mero respeto a la legalidad, se incrementen los controles sobre la contratación temporal fraudulenta. A nadie le interesa más que a un empresario que todo se controle y se ataje, para evitar competencias desleales. Pero es evidente que una sociedad moderna necesita flexibilidad laboral que incentive el empleo y la inversión, y no convenios sectoriales rígidos que paralicen la actividad.