Más de un mes después de declararse el estado de alarma en España, el debate comienza a virar hacia el necesario desescalamiento de las medidas de excepción. En este escenario, las patronales consultadas por elEconomista son unánimes al abogar por un consejo económico que asesore al Gobierno en una fase en la que el tejido productivo se juega su futuro. Hace ya mucho tiempo que la actual crisis dejó claro que su dimensión rebasa con creces el ámbito sanitario. Por ello, en los Ejecutivos de otros países, el asesoramiento económico ya tiene tanta importancia como el que procede de fuentes científicas o médicas. Es el caso de Italia, con el grupo de expertos comandado por el exconsejero delegado Vittorio Colao o el panel de economistas que trabaja con las Secretarías de Comercio y del Tesoro en EEUU. No cabe alegar que en España ese objetivo se cubriría con unos nuevos Pactos de la Moncloa. Además de que el recorrido de esta iniciativa es incierto, debe considerarse su carácter eminentemente político. Lo que ahora urge es un asesoramiento técnico capaz de evitar que se repitan los clamorosos fallos en la toma de decisiones del Gobierno en las últimas semanas, que delatan una total ignorancia del funcionamiento más elemental de las empresas. Su rol es incluso más necesario que nunca, como medio para poner coto a la deriva extremista del Ejecutivo, con medidas como un control desproporcionado de las inversiones en múltiples sectores o las intolerables amenazas sobre nacionalizaciones de riqueza. Resulta ya imprescindible para vencer a la crisis el asesoramiento de los empresarios y los expertos, a los cuales, en el desarrollo de todo el estado de alarma, no se les ha escuchado.