E sta última semana, después del empacho bursátil que llevamos en 2006 con la bolsa española subiendo un 30 por ciento, les hemos venido contando en elEconomista que pocas veces queda tan claro como ahora que hay que quitarse la boina de inversor local y hacer las maletas para buscar nuevas oportunidades. Hay que tener en cuenta que, a juicio de los bancos de inversión, mientras que en España sólo un diez por ciento de las compañías que superan los mil millones de valor bursátil tiene un potencial alcista del 10 por ciento, este porcentaje es mucho mayor en otros mercados. En concreto, si se mira a Alemania -donde se teme una desaceleración económica por el impacto que pueda tener el año que viene la subida del IVA del 16 al 19 por ciento a comienzos de enero-, un tercio de las compañías tienen atractivo. Para indagar sobre este asunto, he hecho a algunos gestores y responsables de banca privada la siguiente pregunta: ¿díganme que valor me recomendarían en este momento para invertir en el mercado germano, que es el que parece más atractivo? Y aquí tenemos la sorpresa: los mails que he recibido tienen a E.ON como claro destacado. Mientras nos enredamos en la judicialización, politización y regionalización de cómo debe ser la reconfiguración del futuro mapa energético en España, nos hemos olvidado de pensar en bolsa. Incluso nos iluminamos hablando de que en los precios de las eléctricas hay burbuja. ¿Pero en todos? E.ON es la que peor lo hace en 2006 entre las diez mayores compañías de su sector en el mundo. Y el mercado, temeroso, ha olvidado que su gran problema es su insignificante e ineficiente apalancamiento. Con Endesa tendría una estructura financiera más eficiente y se ahorraría a largo plazo en deducciones fiscales entre 5.000 y 10.000 millones de euros, equivalentes a entre 5 y 10 euros de los que ofrece por Endesa. La duda es qué cantidad de este dinero se llevarán los accionistas de la española como prima de control.