La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se estrenó en el cargo prometiendo derogar la reforma laboral. No es la primera vez que, desde Podemos, arremeten contra esta norma y es sabido que su socio de Gobierno, el PSOE, tiene una posición más moderada. Pero eso no quiere decir que la reforma esté blindada. Al ampararse en leyes ordinarias, el Estatuto de Trabajadores y la Ley de Relaciones Laborales, cabe aprobar los cambios por un decreto que luego ratifique el Congreso por mayoría simple. Pueden ponerse así en jaque medidas aún necesarias para el mercado de trabajo como dar primacía a los convenios de empresa sobre los sectoriales. Si las empresas pierden flexibilidad, mientras los costes laborales siguen al alza, verán minada su capacidad para crear empleo.