Para describir y definir la actitud de Pedro Sánchez desde el 29 de abril no cabe otra alternativa que utilizar la expresión "marear la perdiz". Si de verdad Sánchez hubiese querido trasladar a la acción de Gobierno los resultados del 28 de abril y el clamor de la militancia en esa noche, hubiera convocado inmediatamente a Unidas Podemos para empezar a redactar un programa de Gobierno conjunto. Sin embargo, el candidato se dedicó a perder tiempo, intentado vanamente forzar la voluntad del PP y Ciudadanos para conseguir de ambos la abstención. Caso de no conseguir dicha aspiración, y como segunda e inevitable opción no deseada, se buscaría el apoyo externo de UP, a cambio de acuerdos tan incumplidos y volátiles como los que se firmaron para los PGE o tan gratuitos cono los de la Moción de Censura. Cuando se redacta este escrito, el candidato ha pospuesto hasta septiembre la ronda de contactos para recabar apoyos a su investidura y ha dejado claro que de Gobierno de coalición nada de nada. Lo sorprendente es que sindicatos, editorialistas, tertulianos, colectivos y personas que militan en la Izquierda sigan erre que erre insistiendo en que el pacto entre el PSOE y UP llegue a buen puerto. Y, simultáneamente, piden que ese acuerdo se realice en torno a políticas económicas y sociales avanzadas. La cuadratura del círculo, en resumen.No menos chocante son aquellas declaraciones que buscando situarse au dessus de la mêlée reparten "equitativamente" la responsabilidad de la falta de acuerdo. Suelen provenir de ámbitos de izquierda que seguramente montarían en cólera si UP aceptase –por mor del acuerdo -unas medidas claramente insertas en el neoliberalismo dominante.En el fondo de esta actitud subyace la reacción de autoengaño ante una realidad que se muestra adversa, difícil, conflictiva, inédita en muchos aspectos y sobre todo de crisis sistémica global y de crisis del régimen forjado en la Transición. Una actitud de pánico ante la evidencia de los hechos. Se agarran a la irreal fórmula de Gobierno de Progreso (con el PSOE como actor fundamental) o a la del apoyo externo, de la misma manera que Doña Concha Piquer cantara "Prefiero vivir soñando que conocer la verdad". ¿Qué verdad?Guste o no guste, la Izquierda, es decir, la posición que se opone al desarrollo del neoliberalismo económico, político e ideológico y confronta con él, está sola, dividida, en minoría social y además es consciente de todo ello. El que una parte de la responsabilidad de esta situación le ataña en parte a ella, no empece para asumir esta realidad. No caben juegos malabares de carácter semántico, ni tampoco evasivas. Es un hecho que se asume consciente y consecuentemente o se hace el Don Tancredo en sus dos principales expresiones: el "buenismo" posibilista o el "hiperrevolucionarismo" purista instalado en una torre de marfil. En las próximas entregas, desarrollaré lo que, a mi juicio, debe asumir en esta hora la izquierda.