Los datos de paro y afiliación del mes pasado reflejan un comportamiento anómalo para julio. La ligera reducción del desempleo, es llamativa, pero más preocupante resulta que las altas en la Seguridad Social crezcan en apenas 15.000 cotizantes, en pleno verano, un ritmo propio de un año de crisis como 2012. Se trata de unos números demasiado decepcionantes como para atribuirlos solo a la desaceleración del PIB (pese a la cual aún crece un 0,5 intertrimestral). Todo apunta a que, como ocurrió en la última EPA, el mercado laboral vuelve a lanzar alertas sobre el deterioro de la creación de empleo, en un periodo en que coinciden el alza de los costes laborales de las empresas con la incertidumbre sobre la formación de un Gobierno estable.