Italia evita la sanción por su deuda y sella, por ahora, la paz con Bruselas
La Comisión Europea (CE) no pedirá formalmente a los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (UE) abrir un procedimiento sancionador a Italia por no rebajar lo suficiente su abultada deuda pública, que en 2018 superó el 132 % del producto interior bruto.
"La Comisión ha concluido que un procedimiento por déficit excesivo basado en el criterio de deuda para Italia ya no está justificado", informó el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, en una conferencia de prensa.
La CE dio a principios de junio el primer paso para abrir un expediente a Italia y desde entonces Bruselas y Roma negociaron al más alto nivel político para evitar las sanciones, que en última instancia podría acarrear una multa de 3.500 millones de euros.
El origen de la discordia es la exigencia de flexibilidad del Gobierno populista italiano, que en un primer momento llegó a prever un objetivo de gasto del 2,4 % del PIB para 2019, una cifra rechazada de lleno por las instituciones comunitarias.
Tras meses de tensiones, el pasado lunes el Ejecutivo italiano, formado por el Movimiento Cinco Estrellas y la ultraderechista Liga, aprobó un ajuste presupuestario para el año en curso de 0,3 puntos, unos 7.600 millones de euros (un 0,43 % del PIB), reduciendo así su intención de endeudarse.
Esta actualización de los Presupuestos para 2019 supone corregir 6.100 millones de euros y el congelamiento de otros 1.500 millones de recursos no utilizados en el nuevo sistema del programa de subsidios, la Renta de Ciudadanía, o la reforma de las pensiones.
De este modo, insisten desde el Ejecutivo de Roma, se respetará el nivel de déficit público pactado en diciembre con Bruselas, en el 2,04 % del PIB.
El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, y el ministro de Economía, Giovanni Tria, enviaron una carta a las autoridades comunitarias en la que prometieron que el saneamiento de las cuentas irá paralelo a las reformas estructurales para mejorar el crecimiento económico.
El Gobierno se concentrará especialmente en mejorar la eficiencia del sector público y del sistema jurídico, además de desarrollar una amplia estrategia de mejora del capital humano y la productividad.
En un comunicado posterior, Tria aseguró que este es "definitivamente una bella jornada para Italia" y celebró que el trabajo del Ejecutivo ha sido premiado dos veces: primero por la decisión de la CE de no proponer las sanciones.
Y segundo por los mercados, que acogieron de buena gana el anuncio de Moscovici. De hecho la Bolsa de Milán cerró la sesión con un aumento del 2,40 % en su selectivo FTSE MIB y la primera de riesgo quedó en los 197 puntos básicos, en mínimos de finales de 2017.
"No ha sido fácil alcanzar un acuerdo con Bruselas, pero lo hemos logrado gracias a un gran esfuerzo que, como ya he repetido en las últimas semanas, no ha supuesto unas cuentas correctivas pero ha servido para evitar la sanción", declaró.
Tria señaló que este ajuste estructural ha sido posible por una "prudente política de finanza pública" en relación con las entradas, en aumento, y del gasto, menor gracias a una serie de ahorros que han evitado recortes.
Pero al mismo tiempo reconoce que el pulso con las autoridades comunitarias, el "desafío" de mejorar la economía del país y de ajustarse a las normas fiscales europeas, no ha acabado.
"Debemos esforzarnos por proseguir en esta vía virtuosa que nos permita aumentar nuestro potencial de crecimiento gracias a un impulso de las inversiones, de la productividad y la competitividad de nuestro sistema-país", zanja.
Y las negociaciones se retomarán una vez pasado el verano, a partir de octubre, cuando Roma presente a la Comisión su borrador de Presupuestos para 2020, para lo que el Ejecutivo comunitario pide un esfuerzo que permita cumplir con las reglas fiscales.
El primer ministro y Tria reiteran en la carta su compromiso para 2020 de lograr mejoras estructurales para respetar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y expresan su deseo de mantener "un continuado y constructivo diálogo" con la CE a la hora de elaborar esas cuentas.
Es la segunda vez que Italia esquiva este procedimiento. A finales de 2018 el Ejecutivo comunitario ya había amenazado con abrirlo, pero finalmente no lo puso en marcha tras llegar a un acuerdo con Roma para rebajar el objetivo de déficit del 2,4 % del PIB previsto al 2,04 % para 2019.
Sin embargo, en abril Roma volvió a elevar la meta al 2,4 %, lo que motivó la segunda amenaza de la Comisión, ahora esquivada.