Qué se dejaron en el tintero los test de estrés a la banca
- Una quiebra de Grecia, problemas de liquidez o caída de depósitos se echan en falta en las pruebas
¿Para qué sirven los test de estrés? Esta pregunta se la hacen muchos expertos sobre el sector financiero. Sus resultados arrojan dudas importantes y como ocurriera el año pasado, las críticas sobre su metodología empiezan a ser abundantes.
Las pruebas de resistencia realizadas a la banca en 2011, que se publicaron el pasado viernes, contemplaban dos escenarios, uno con una economía creciendo ligeramente y otro con una leve recesión en el conjunto de la UE en los próximos dos años, aunque diferenciada por países. En estos escenarios se apuntaban previsiones sobre la evolución del paro, la inflación y el precio de la vivienda. Pero ninguno de ellos se tenía en cuenta bajo ciertas hipótesis que son probables que sucedan. ¿Por qué? Desde varios bancos apuntan hacia Alemania y Francia por cuestiones políticas y para no verse perjudicados con entidades suspendidas en sus sistemas bancarios.
El primer olvido en los test de estrés no es otro que la mayor preocupación de los mercados y la Eurozona en las últimas semanas: una reestructuración de la deuda griega, que en función del mecanismo que se utilizara podría tener consecuencias negativas. "Técnicamente no tiene por qué generar pérdidas, pero todo dependerá de cómo se lleve a cabo la solución", explican desde una entidad. Sólo si se produce una quita en los intereses, los balances de los tenedores de estos títulos se verían afectados.
Pero, en función del esquema que se utilice, el contagio a otras economías será de una grado u otro, especialmente a los otros rescatados, Portugal e Irlanda, y también a España e Italia. "Es difícil cuantificar el efecto que tendría y su magnitud", consideran diferentes expertos.
Deuda a precio real
Los test de estrés no sólo no han contemplado un default total o parcial de la economía griega, tampoco han tenido en cuenta otro factor importante, valorar a precios de mercado las carteras de deuda soberana, principalmente la helena. Credit Suisse, en un informe, cuantifica las consecuencias para el sector en caso de que se contabilizaran a un valor real los bonos del club de los cinco periféricos. La conclusión a la que llega es que que veintisiete bancos europeos tendrían que captar 82.000 millones para ajustar sus niveles de capital a los requerimientos que fija la normativa internacional Basilea III, un 7% sobre los riesgos asumidos.
Un operador explica que, por ejemplo, en el caso de Grecia sus bonos cotizan con descuentos del 30 ó 40%. Sólo para las entidades españolas un ajuste de los precios para los bonos helenos, portugueses e irlandeses las pérdidas rondarían los 2.000 millones. Y la exposición de nuestro sector a deuda de estos países es limitada. Apenas alcanza los 5.800 millones de euros.
PwC sostiene que las autoridades europeas han sido "optimistas" sobre las probabilidades de impago de la deuda soberana y que las entidades tendrán que realizar provisiones mayores. "Si la situación de Grecia se agrava, la banca tendrá más problemas de los que han recogido los test de estrés", considera en un informe.
Un contagio mayor de la incertidumbre a Portugal sería perjudicial para los intereses españoles. No sólo porque del grueso de esa exposición -5.400 millones- corresponde al país vecino, sino porque tres de nuestros bancos tienen depositado una parte de su negocio al otro lado de la frontera. En total, el volumen de activos de nuestras entidades en el mercado luso alcanza los 62.000 millones de euros. En el caso del Santander representa el 3% del grupo, al igual que en BBVA. Para el Popular, el país vecino supone algo más, casi el 6%.
Pero como indican desde distintas instituciones, el principal problema de un contagio de inestabilidad es la liquidez. Este problema es otra de las carencias en los test de estrés. "Este riesgo no es valorado en las pruebas, resaltan los expertos de PwC, aunque matizan que el examen sí "ha tenido en cuenta la evolución del coste de la financiación conectado con la estructura financiera de cada entidad y, en particular, se ha valorado el impacto de los incrementos en los tipos de interés sobre los activos y pasivos".
¿Por qué es tan importante la liquidez? Porque la banca tiene que afrontar vencimientos de deuda muy significativos y en una coyuntura complicada tendrá dificultades para acudir a los mercados a captar recursos. En el caso español, los vencimientos superan los 150.000 millones hasta finales de 2012. Y con unos balances más débiles, sus posibilidades de acudir a las líneas del Banco Central Europeo (BCE) se reducen por falta de garantías.
Círculo vicioso
Este círculo vicioso conllevaría rebajas de los rating de los países por parte de las agencias de calificación, lo que dispararía aún más los costes de financiación de la economía y, como consecuencia más directa, una restricción todavía mayor de los créditos. En esta tesitura, la economía vería bloqueadas las vías para recuperarse y la coyuntura podría ser, incluso, peor de la que establece el escenario más adverso de los test de estrés.
Para financiarse, a los bancos les quedaría un recurso: acudir a los clientes a través de los depósitos. En circunstancias económicas adversas, no obstante, se produce un fenómeno de retirada de dinero de la banca. Por ejemplo, en Grecia las entidades han sufrido una fuga por importe de 18.000 millones en 2011.
Incluso en un escenario más benigno, los ataques de los gobiernos, en especial los del español, podrían tener un impacto negativo para la banca. La imposición de tasas especiales o el gravamen sobre los depósitos mejor remunerados provocan una bajada de la rentabilidad que ofrecen las entidades a sus clientes.
PwC subraya que los test de estrés contemplan los balances de una manera estática a cierre de 2010, con lo que las proyecciones se hacen bajo la hipótesis de que todos los instrumentos, incluidos los depósitos, son sustituidos en las mismas condiciones. "Esta tesis es difícil de defender", indican desde un banco, en el que califican de una manera rotunda las pruebas de resistencia. "No han servido para nada".