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¿Trillo se ha leído realmente la sentencia sobre los errores de identificación del Yak-42?



    El ex ministro de Defensa, Federico Trillo, ha afirmado que "respeta pero no comparte" la sentencia que ha condenado a sus colaboradores a penas de prisión por falsedad documental con la identificación de los cadáveres del Yak-42. Y ha añadido que todos los implicados en aquel asunto "actuaron de buena fe", incluido él mismo.

    Esto, la buena o mala fe, era precisamente lo que se dirimía en el juicio que acaba de sentenciar la Audiencia Nacional. Y el tribunal ha resuelto que había dolo. Lo expresa claramente en la sentencia: del relato probado de los hechos se desprende -dice el tribunal- que el equipo turco advirtió a los acusados de realizar pruebas de ADN y que el general Navarro elaboró la lista en la que "aparentaba que todos los cuerpos habían sido identificados cuando lo cierto es que las identidades habían sido identificadas de forma aleatoria en 30 casos". "El comandante y el capitán en la descripción de cadáveres eludieron conscientemente que los cuerpos estaban carbonizados".

    Si lo que quiere decir Trillo es que este comportamiento inaceptable se fundó en el deseo de abreviar la espera y el padecimiento a los familiares de las víctimas, puede aceptarse. Pero, en Derecho, el fin no justifica los medios, y la falsedad documental es un delito, que a la postre ha llevado más desolación a los deudos de los desaparecidos.

    Ante esta contundente sentencia, Trillo no ha estado a la altura al negar la evidencia en lugar de asumir su propia responsabilidad. No ha estado a la la altura: en vez de aceptar su cuota de culpa, la emprende contra el tribunal.