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Kosovo celebra el primer aniversario de su independencia unilateral
Los kosovares celebran este martes el primer aniversario de su declaración unilateral de independencia. Aquel día, el Parlamento aprobaba mayoritariamente una resolución por la cual Kosovo se convertía en el séptimo, y se supone que último, hijo descarriado de la desaparecida Yugoslavia.
En estos doce meses, la situación ha sido menos conflictiva de lo que se esperaba, pero la economía del país se tambalea, más de la mitad de la población está en el paro y, pese a las euforias iniciales, sólo 54 Estados han reconocido a Kosovo, entre los que no figura España.
De momento, el primer año de existencia de Kosovo como Estado independiente, de hecho o de derecho, ha despejado los peores augurios.
Convivencia étnica
Se esperaba que la independencia abriera la caja de los truenos, con enfrentamientos étnicos entre la comunidad albanesa, que constituye el 90% de sus dos millones de habitantes, y el resto de comunidades étnicas, una huida masiva de serbios y un auge desaforado del nacionalismo.
En lo que se refiere a Serbia, a pesar de persistir el firme rechazo de Belgrado a la independencia de Kosovo -un territorio al que los serbios siguen considerando la "cuna" de la identidad patria-, los ultranacionalistas no obtuvieron los réditos que esperaban de la separación de Kosovo en las elecciones legislativas de mayo de 2008 y el país cuenta en la actualidad con el Gobierno más europeísta de su historia.
En el propio Kosovo, no sólo no se ha producido el éxodo masivo de serbios, sino que la situación se mantiene relativamente tranquila en los enclaves de población serbia. Los serbios y sus recintos religiosos cuentan con la protección de los 15.000 efectivos de la misión de la OTAN y, de momento, la misión policial y judicial desplegadas el pasado mes de diciembre por la UE (EULEX) parece controlar la situación en todo el país, incluidas las zonas mayoritariamente serbias.
No obstante, en el norte sigue habiendo bolsas de conflictividad y aún se registran de vez en cuando enfrentamientos armados entre serbios y albaneses y atentados con bomba en la ciudad de Mitrovica, una situación que, según las autoridades, podría descontrolarse en el futuro a causa de los graves problemas a que se enfrenta la población, en especial los económicos.
La economía, la gran asignatura pendiente
Lo cierto es que, entre las asignaturas pendientes a las que se enfrenta Kosovo, aparte de la debilidad de sus instituciones -la antigua administración de la ONU (MINUK) ha perdido un peso considerable, pero no ha desaparecido del todo-, destacan los desfases económicos del nuevo país, particularmente graves en el actual contexto de crisis internacional.
A lo largo de este año, la economía ha experimentado un crecimiento del 5,2% y el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que este año sea de un 6,6%. No obstante, este crecimiento se asienta sobre bases extremadamente inestables. La mayoría de los kosovares -serbios o albaneses- dependen de las ayudas o de los fondos procedentes de otros países, como Alemania.
De hecho, el Banco Mundial ha advertido de que el 45% de los kosovares vive por debajo del umbral de la pobreza y el 15% puede calificarse de "extremadamente pobre". La media de los salarios es de 220 euros al mes.
Aparte, el temor latente a una reanudación de los conflictos étnicos ha detraído las inversiones extranjeras y las autoridades han admitido que se necesitaría un crecimiento anual de dos dígitos para reducir ligeramente la tasa de desempleo, que en la actualidad es superior al 50%.
Una provincia serbia
El otro gran problema del país lo constituye su reconocimiento internacional. En virtud de la independencia "tutelada" propuesta en el plan del enviado especial de la ONU, Martti Ahtisaari (premio Nobel de la Paz de 2008), Kosovo es un Estado sui generis que no tiene representación en Naciones Unidas, no cuenta con Ejército propio -las únicas tropas son las de la OTAN- y sus policías y jueces son los que aporta la UE.
Ello quiere decir que, a diferencia de los otros seis países egresados de Yugoslavia -Serbia, Montenegro, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Macedonia y Eslovenia-, Kosovo sigue siendo, legalmente, una provincia serbia. Esta circunstancia ha contribuido a que, hasta la fecha, sólo haya sido reconocido por 54 Estados del total de 192 que conforman Naciones Unidas y a que Rusia siga vetando cualquier resolución de la ONU en favor de la independencia.
De los 27 Estados miembros de la UE, sólo cinco se mantienen firmes en su decisión de no reconocer la independencia del país, entre los que figura España, que considera que la separación de Kosovo "no respeta la legalidad internacional". Los otros países son Grecia, Rumanía, Chipre y Eslovaquia.