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El arte es una broma o las redes sociales como un elemento más de la 'performance' creativa

  • 'La banana', un plátano pegado a la pared con cinta americana
  • La obra ha convertido Art Basel Miami en un fenómeno de masas
  • La feria de arte norteamericana ha cerrado su 18º edición con una asistencia récord
'Comediant' (2019), de Maurizio Cattelan. Art Basel Miami. Instalación original en el stand de la galería Perrotin, antes de la performance del artista estadounidense David Datuna.

Mabel Figueruelo
Madrid,

La banana, un plátano pegado a la pared con cinta americana, ha convertido Art Basel Miami en un fenómeno de masas.

La feria de arte norteamericana ha cerrado su decimoctava edición con una asistencia récord y "fuertes ventas". Pero, sobre todo, ha conseguido acaparar como nunca la atención de los medios de comunicación, de los expertos y profanos, de los interesados y curiosos, incluso de los indiferentes. Una proeza.

La participación de las redes sociales convierte la obra en una grandiosa broma colectiva, en la que todo tipo de artistas han contribuido con sus obras, versiones, copias, parodias, recreaciones

La obra en cuestión -técnicamente "instalación"- se llama Comedian (2019), del artista italiano Maurizio Cattelan. ¿O se llamaba? Porque el artista performativo estadounidense David Datuna lo despegó y se lo comió. Lo grabó y lo subió a su cuenta de Instagram, con este mensaje: "'Hungry Artis' Art performance by me. I love Maurizio Cattelan artwork and I really love this instalation. It's very delicious". Fin de la performance; o casi. El propio Datuna subió el 11 de diciembre una nueva aportación al debate generado por la polémica obra; a Instagram, por supuesto: "Es divertido. Durante estos días he recibido una gran cantidad de mensajes, la mayoría de ellos muy positivos. Y una vez más quiero explicar... ¿Puede un plátano ser una obra de arte? ¡Sí, por supuesto! Pero es preciso exhibirlo gratis en un museo y yo me pondría en pie para aplaudirlo. ¡En tal caso, siempre responderé a la instalación en cuestión con mi propia performance!".

Recreación, parodia y crítica (social, política, sobre el mundo del arte) en sus obras y en sus comentarios en Instagram. La primera imagen es la obra del artista ruso Evgeny Ches; la pintó sobre un muro en Miami en 2014.

Y aún queda una tercera pata que sustenta esta instalación convertida en performance interactiva: Emmanuel Perrotin, uno de los galeristas más importantes del mundo, que ha conseguido colocar tres "comedian" (las dos primeras por valor de 120.000 dólares cada una, y por 150.000 dólares la tercera), una vez repuesto el plátano original de la obra en cuestión. Y es posible que dos obras más del artista engrosen las colecciones de sendos museos.

Si el título de la obra arroja pistas Comedian (cómico, comediante), el propio Perrotin arrojó más luz sobre la obra: "símbolo de la globalización y mercantilización del mercado del arte" y "herramienta para el humor", que arroja una sutil crítica con su "doble sentido".

En la primera imagen, fotografía de David Datuna subida a Instagram, sobre una instalación de su participación en la performance al estilo Andy Warhol. La obra ha generando debate en todos los rincones del mundo, en todos los idiomas.

Comedian sintetiza la esencia del trabajo de Cattelan: provocación, transgresión, humor, conceptualismo y una voluntad por crear obras que se transforman en imágenes altamente memorables. Hacía 15 años que el artista italiano, uno de los más populares y controvertidos en la escena del arte contemporáneo, no presentaba una obra en una feria de arte contemporáneo. Alcanzó notoriedad a escala internacional con La Nona Ora (1999), una estatua hiperrealista de cera del Papa Juan Pablo II -con la colaboración del escultor Daniel Druet- golpeado por un meteorito. Una suerte de broma iconoclasta compartida por otro italiano, el cineasta Paolo Sorrentino, que la rescató para cerrar la cabecera de su serie The Young Pope, a ritmo del Watchtower de Bob Dylan, y popularizado por Jimi Hendrix.

Ilustradores gráficos, estudios de diseño, artistas callejeros... El debate sobre el arte se ha extendido en tiempo récord.

Provocación, ironía, crítica y absurdo

La obra artística ya no es interpretada como un objeto de contemplación fabricado por la mano de su creador, sino como un objeto de pura especulación intelectual. Es la esencia del arte conceptual: desplazar el interés por la obra hacia el interés por el proceso, de su ideación, que convierte en arte lo cotidiano, en un proceso bajo el que subyace un ejercicio intelectual que apela y sacude al que observa las obras.

La idea tras la obra es más importante que la obra en sí; la provocación, la ironía y el absurdo son las herramientas. Pueden parecer premisas muy audaces, pero tienen más de cien años.

El "bodegón" de Cattelan ha inspirado desde logos hasta producciones de estilimo para revistas y publicidad

Irrumpen con el dadaísmo, germen visionario del arte conceptual. Todo estaba ya en Marcel Duchamp -que tanto ha influido en Cattelan y al que tanto invoca-, y sus readymades o found art (literalmente "objeto encontrado", "arte encontrado"), donde el arte se materializa mediante el uso de objetos que normalmente no se consideran artísticos. El propio Duchamp acuñó el término en 1915; dos años antes había creado Rueda de bicicleta (1913). Y poco después su archifamosa Fuente (1917) -que firmó con el pseudónimo 'R. Mutt'-, que confundió al mundo del arte. Y así seguimos.

Bajo este prisma, la obra de Maurizio Cattelan es menos provocadora y disruptiva de lo que cabría esperar. Ni siquiera es la primera versión de esta idea para el propio artista, que en 1999 expuso Un día perfecto, una obra efímera que se exhibió el día de la inauguración de la galería Massimo De Carlo, en Milán, en la que el propio galerista, Massimo de Carlo, fue literalmente pegado a la pared con cinta americana, cubriéndolo casi por completo, a modo de "crucifixión grotesca". Por si faltara polémica, el artista urbano Evgeny Ches subió a su Instagram, en plena feria, uno de sus trabajos realizado hace cinco años: un enorme plátano sujeto por una cinta adhesiva pintado en un muro, precisamente en Miami.

El arte como excusa para debatir sobre el arte, un recurso que convierte en participantes a los adeptos y detractores por igual

En Cattelan también hay trazas del arte pop y su capacidad de convertir en icono un objeto cotidiano, como las latas de sopa Campbell de Andy Warhol o su plátano, que ilustra la portada del Velvet Underground, el primer álbum de la banda apadrinada por el propio Warhol, hoy convertido en icono del arte y de la música.

También bebe del arte efímero: una expresión artística concebida bajo un concepto de fugacidad en el tiempo, de no permanencia, que necesita de la crítica y los medios de comunicación para ser un valor sólido. La primera de las compradoras, la coleccionista Sarah Andelman, la fundadora de Colette en París, ha declarado que colgará el certificado de autenticidad en su oficina, aunque no ha confirmado si exhibirá la obra. Para el galerista Emmanuel Perrotin, el verdadero valor de la obra reside en el certificado de autenticidad, según unas declaraciones recientes a The New York Times: "Todas las obras de arte cuestan una gran suma de dinero. Se compra una idea, se compra un certificado". Sí, "es el mercado, amigos".

La publicidad, con su toque de ironía e ingenio, ha encontrado un filón en la última obra de Cattelan

Otra vuelta de tuerca al desconcierto

Pero ya no afrontamos el arte conceptual con desconcierto, sabemos cómo funciona, conocemos sus códigos, la necesidad de descifrar un enigma en el que predominan las ideas sobre los objetos, en una suerte de dialéctica platónica sobre las ideas y las formas. En este contexto, ¿se impone dar otra vuelta de tuerca al desconcierto?

Esa vuelta de tuerca ha llegado, posiblemente, de la mano de las redes sociales de forma espontánea. O quizá no tanto. Porque para el propio Emmanuel Perrotin, "que un artista sea visible y activo en las redes sociales puede acrecentar su audiencia y le permite comunicarse directamente con ella de una manera eficiente".

La obra ha generado un torrente de noticias, críticas y reflexiones. Buena parte de la crítica especializada (sobre todo la italiana) ha salido en defensa del artista: una vez más, Cattelan ha conseguido que todos los medios de comunicación de mundo hablen de su trabajo, y lo ha conseguido mediante el humor, una herramienta con la que "los límites entre lo serio y lo ridículo resultan siempre difusos".

Empresas de marcos, de herramientas, de comida orgánica, de organización de fiestas... Hasta un puesto callejero de fruta y verdura en Nápoles.

Pero ha sido el digital especializado ArtnetNews, que ha recogido la crónica de esta colosal performance día a día -casi minuto a minuto-, quien ha incidido en uno de los elementos que pueden marcar la diferencia: la participación de las redes sociales, que han convertido en viral el objeto artístico, amplificando la idea y el mensaje -y con ello, la crítica, la reflexión, la imitación, la parodia- hasta el infinito. Precisamente, para otros de los compradores, el matrimonio formado por los multimillonarios coleccionistas de arte Billy y Beatrice Cox, el debate público sobre el arte generado por la obra ha sido el motivo que les ha llevado a hacerse con ella: "Lo compramos para asegurarnos de que fuera accesible al público para siempre –tienen intención de cederla a un museo–, para alimentar el debate y generar reflexiones y emociones. La gente que normalmente no está interesada por el arte quería ver 'el plátano'". De hecho, la galería tuvo que retirar la instalación antes de la clausura de la feria ante la avalancha de visitantes y la imposibilidad de mantener el orden y la seguridad.

La obra de Cattelan -que los Cox han denominado "el unicornio del mundo del arte"- ha abierto las compuertas y se ha transformado en un productivo debate sobre el valor y el significado que damos al arte. Sin las redes sociales no sería posible.

Actores, artistas, empresarios... también se han sumado en redes al fenómeno desatado en la última Art Basel Miami

El arte como excusa para debatir sobre el arte, un recurso que convierte en participantes a los adeptos y detractores por igual; no puede ser más proactivo. Tampoco es nuevo, pero las redes sociales le dan una nueva dimensión, contribuyen a la creación de un nuevo paradigma creativo al convertirse en un elemento más de la performance creativa.

Y seguramente lo más novedoso del fenómeno desencadenado por el "bodegón" de Cattelan sea ese: el torrente de reacciones y cómo una obra puede cobrar vida recreada, parodiada, copiada, imitada, reproducida, criticada o ensalzada hasta convertirse en icono. El tiempo dirá si es un icono tan efímero como el plátano.