Un documental reivindica a Peret como padre de la rumba catalana
Santa se puso manos a las obra y el resultado ha visto la luz tres años después en un documental titulado "Peret, yo soy la rumba", que se estrenará el próximo 22 de marzo y que es mucho más que una defensa de la paternidad rumbera de Peret, es el retrato de íntimo de una familia gitana y de un músico irrepetible.
En una entrevista con Efe, su realizadora, Paloma Zapata, ha asegurado que Peret es "un personaje conocidísimo, del que sin embargo se desconocen muchas cosas porque la proyección pública de su figura muchas veces no se corresponde con la realidad y porque la lectura que hacemos todos está llena de prejuicios".
Con la intención de romper prejuicios, Zapata repasa la vida de este gitano catalán que en nació en una barraca, empezó a trabajar de vendedor ambulante siendo niño y acabó conquistando los escenarios de medio mundo con su "Borriquito".
La realizadora cree que "todo está ligado y es imposible hablar de cómo Peret creó la rumba catalana sin explicar todo el contexto", una premisa que comparte con la familia de Peret, según Zapata, que ha contado con todo su apoyo y ha podido acceder a un archivo familiar lleno de imágenes inéditas.
Estos documentos íntimos se alternan en la película con material audiovisual de TVE, coproductora del documental, y testimonios que convivieron con él en la calle de la Cera de Barcelona o en su giras y conciertos.
Uno de estos testimonios es su nieta Santa Salvat, a la que Peret dio el encargo de aclarar la polémica que se levantó durante la época en la que el artista se había retirado de la música para dedicarse a la religión.
"Aprovechando que ya no estaban en el mundo del espectáculo, algunos empezaron a decir que el padre del la rumba catalana era el Pescailla, y eso le dolió mucho a mi abuelo, porque a todo el mundo le duele que le quiten lo que es suyo", ha dicho Santa Salvat a Efe.
El documental aborda este punto y aclara que la rumba catalana es una mezcla entre la rumba flamenca, el rock y el mambo que engendró Peret, que había mamado la rumba en la cuna y era un gran admirador de Elvis Presley y Perez Prado.
Pero "Peret, yo soy la rumba" no se detiene sólo en el aspecto musical, sino que va mucho más allá y retrata a una figura poliédrica marcada por la dualidad entre "riqueza-pobreza, gitanos-payos, verdad-mentira, entretenimiento-calidad", según Zapata.
"Peret tenía una visión propia de muchas cosas y era avanzado a su tiempo", según Zapata, que cree que esta personalidad fuera de lo habitual era fruto de una vida también fuera de lo habitual y llena de contrastes: "nació en la pobreza absoluta y llegó a un nivel de vida muy acomodado; era de origen gitano pero los payos lo encumbraron; amaba la verdad pero utilizaba la mentira para venderse; y era un músico buenísimo, un talento prodigioso, que sin embargo muchos despreciaban y calificaban de ligero y poco profundo".
Una de las causas de que no se valorara su nivel musical es que las retransmisiones de TVE "solían ser en playback con una estética kitsch que nada tenía que ve con él", por lo que la realizadora se ha esforzado en que toda la música que aparece en el documental sean grabaciones en directo.
Otra causa está relacionada con "los prejuicios de nuestra sociedad contra los gitanos, que da por hecho que todo gitano es machista y que desprecia su sentido de grupo sin tener en cuenta que necesitan a la familia para protegerse", ha añadido.
Éstos y otros temas controvertidos se apuntan en el documental que es, ante todo, la biografía de un hombre complejo que llegó a lo más alto desde muy abajo y al que los suyos querían y quieren con locura.