Música

Soraya decepciona en Eurovisión: España queda peor que con Chikilicuatre



    Peor que Rodolfo Chikilicuatre. Ese es el comentario más pronunciado entre los seguidores de Eurovisión. Y es que el penúltimo puesto de Soraya en este festival ha sido considerado una verdadera derrota. ¿Para qué el despliegue de tantos medios y tanta publicidad si luego España no gusta en este certamen?

    Aunque unos lo achacan a temas de índole política, otros a la vecindad en las votaciones e incluso muchos a que España no sabe presentar realmente un repertorio propio de un Festival que suena incluso a rancio, el caso es que la canción 'La noche es para mí' de la extremeña no ha salido nada bien parada.

    Sólo consiguió 23 puntos (12 de Andorra, 7 de Portugal, 3 de Suecia y 1 de Grecia) pese a haber actuado en último lugar -según los comentaristas de la gala es una buena posición porque así es más visible- y haber optado por una puesta en escena más 'arriesgada' de lo habitual (eso entre comillas, porque Eurovisión siempre demanda grandes dosis de horterada que parece que nosotros no terminamos de ofrecer).

    Sin embargo, Soraya no consiguió ni superar al famoso RodolfoChikilicuatre con su 'Chiki-Chiki', que se colocó el año pasado en el puesto número 16 con 55 puntos (concretamente 32 más que Soraya). Hasta la apuesta en forma de burla descarada de Buenafuente salió mejor parada en el Festival del año pasado. Y es que parece ser que el éxito hace ya 41 años cosechado por Massiel se nos va a seguir resistiendo.

    "Me siento tranquila porque hemos hecho un buen trabajo, y también muy satisfecha de cómo ha salido la actuación", afirmó Soraya, según un comunicado de RTVE. "Me quedo con la experiencia que he vivido, los grandes amigos que he hecho y feliz porque ahora se me conoce en Europa", agregó la representante española. Y es que también hay que saber perder.

    Noruega, ganador absoluto

    Una vez más las apuestas se cumplieron: el favorito ganó. Todo apuntaba al noruego Alexander Rybak, un jovencito de 23 años recién cumplidos, que se subió al escenario con su balada 'Fairytale' y dejó boquiabierta a media Europa (por los puntos que cosechó, estuvo rozando el récord).

    La canción, compuesta e interpretada por el propio Rybak, hizo que se posicionara por delante de Islandia, Azerbaiyán y Turquía, claros candidatos al mejor puesto de la noche. Sin embargo, el noruego se llevó consigo la tercera victoria que ha cosechado su país en este Festival (los anteriores éxitos fueron en 1985 y 1995).

    Tocando el violín con aires de inspiración de Europa del Este -el cantante es de origen bielorruso-, no hubo prácticamente ningún país de los 42 que participaron que no le dieran una alta puntuación.

    Un festival al más estilo ruso

    Y respecto a la organización festivalera, Rusia no defraudó. Con un presupuesto de 29 millones de euros (todo un récord ya que en las últimas ediciones el presupuesto había oscilado entre los 10 y 14 millones. El dinero procede del presupuesto federal y de la aportación de la ciudad de Moscú), las más de 16.000 personas reunidas en el estadio de Moscú disfrutaron de un show que llegó a congregar a 100 millones de telespectadores de todo el mundo -que Eurovisión está en horas bajas, es un decir-.

    Rusia alardeó de buen gusto al arrancar el festival con un número del Circo del Sol, compuesto por acrobacias, malabares, luces y sonido, espectacular. Después, dio paso a la canción ganadora de Eurovisión 2008, del ruso Dima Bilan, y a partir de ahí, el Festival fue ágil: directamente pasaron canción tras canción sin pausas innecesarias ni alargando un evento que por sí ya es demasiado extenso.

    Así, Rusia supo organizar esta cita musical de una forma ágil, rápida y sin espacios en blanco innecesarios que dio paso a un sistema de votación novedoso donde cada país sólo conectaba para indicar a quiénes daban sus puntuaciones más altas (8, 10 y 12 puntos), dejando la pesadez de ir punto por punto al pasado. Un bravo por la organización rusa que fue extraordinariamente buena, pese a que España nos hayamos llegado un mal sabor de boca.