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Los Agnelli se ponen al volante: John Elkann lidera un comité para garantizar la continuidad operativa de Stellantis

  • Stellantis cae con fuerza tras la precipitada dimisión de Carlos Tavares.

elEconomista.es

Las acciones de Stellantis se desploman este lunes un 10% hasta los 11,32 euros en la bolsa de Milán, lo que las sitúa cerca de un 60% por debajo del máximo histórico alcanzado en marzo. La abrupta salida de Carlos Tavares, consejero delegado del grupo automovilístico, ha dejado al descubierto tensiones internas en la compañía y genera incertidumbre sobre el futuro del cuarto mayor fabricante de automóviles del mundo.

Una dimisión inesperada

El domingo por la noche, Stellantis anunció que su consejo de administración había aceptado la renuncia de Tavares, sin ofrecer detalles sobre las razones de su decisión. Esta salida, anticipada más de un año antes, de la finalización de su contrato en 2026, ha sorprendido a mercados y analistas, especialmente porque hasta septiembre la compañía había iniciado un proceso de búsqueda de sucesor, pero se esperaba que Tavares permaneciera al frente del grupo hasta el final de su mandato.

John Elkann, presidente de Stellantis, ha agradecido a Tavares sus años de servicio y su papel en la creación del grupo, que nació en 2021 de la fusión entre PSA y Fiat-Chrysler. Sin embargo, detrás de las declaraciones formales, varias fuentes apuntan a crecientes tensiones entre Tavares y el consejo de administración sobre cómo revertir la caída en las ganancias y las ventas en Europa y Estados Unidos.

Un legado marcado por éxitos y conflictos

Carlos Tavares, quien asumió las riendas de PSA en 2014, logró salvar a la empresa francesa de la quiebra y luego orquestó movimientos estratégicos clave, como la adquisición de Opel en 2017 y la fusión con Fiat-Chrysler, que dio origen a Stellantis. Sin embargo, en los últimos meses su estilo de gestión y enfoque estratégico habían comenzado a generar descontento entre los accionistas y socios del grupo.

Fuentes internas citadas por Financial Times apuntan a que Tavares se centraba demasiado en soluciones a corto plazo para recuperar su reputación tras la caída de beneficios sufrida en 2024, lo que habría provocado tensiones con otros directivos y miembros del consejo. Además, las relaciones con concesionarios, proveedores y sindicatos estaban deterioradas, especialmente en Estados Unidos e Italia, donde las amenazas de huelgas y las críticas a los recortes de producción eran cada vez más frecuentes.

Desafíos financieros y operativos

La situación financiera de Stellantis ya mostraba signos preocupantes antes de la salida de Tavares. En septiembre, la compañía advirtió que su flujo de caja libre sería negativo en 2024, con pérdidas estimadas entre 5.000 y 10.000 millones de euros. Aunque Stellantis confirmó el domingo sus objetivos financieros para 2024, incluyendo un margen de beneficio operativo ajustado del 5,5% al 7%, los inversores siguen preocupados por la capacidad del grupo para cumplir estas metas en un contexto de caída de ventas y mayores costes operativos.

Además, la competencia de fabricantes chinos y la transición hacia vehículos eléctricos han intensificado la presión sobre Stellantis, que se enfrenta al desafío de mantener su relevancia en un mercado cada vez más competitivo.

Una transición complicada

Hasta que se designe a un nuevo consejero delegado, John Elkann liderará un comité ejecutivo interino, con el objetivo de garantizar la continuidad operativa del grupo. Stellantis planea concluir el proceso de selección de un nuevo líder para el primer semestre de 2025, dejando más de un año de incertidumbre en el horizonte.

Elkann tendrá que tranquilizar a los inversores, asumir la gestión interna e impulsar al consejo para preparar la sucesión de Tavares, previsiblemente, considerando una combinación de candidatos internos y externos, con nombres como Luca de Meo (actual CEO de Renault) o Antonio Filosa (director de operaciones en Norteamérica de Stellantis) entre los posibles sucesores.

Impacto en el mercado

El desplome de las acciones de Stellantis refleja no solo la incertidumbre por el liderazgo, sino también la creciente preocupación de los inversores sobre la dirección estratégica del grupo. Desde su máximo histórico en marzo, el valor bursátil de la compañía se ha erosionado significativamente debido a la caída de las ventas y las tensiones internas.

El mercado automovilístico global enfrenta desafíos estructurales, y la salida de Tavares pone en evidencia la dificultad de Stellantis para encontrar un equilibrio entre la gestión financiera, la innovación tecnológica y la satisfacción de sus múltiples grupos de interés.

La búsqueda de un nuevo líder es crucial para determinar si Stellantis puede superar esta crisis y reafirmarse como un jugador clave en la industria automovilística global. Por ahora, el grupo enfrenta un período de incertidumbre que seguirá siendo objeto de escrutinio por parte de analistas y accionistas.