Tesla pagará indemnizaciones en Noruega por una actualización de software con final no deseado
- Tesla Noruega deberá indemnizar con el equivalente a 4.300 euros a cada afectado por reducir la velocidad de carga de sus vehículos
- Los costos legales, también deberá asumir Tesla, ascienden a más de 409.000 euros
- La decisión del tribunal noruego podría abrir la puerta a más compensaciones para otros propietarios de Tesla
Miguel García
Tesla redujo la velocidad de recarga en una actualización y los usuarios demandaron. Aviso a navegantes (de todas las marcas), porque degradar las cualidades iniciales del producto mediante software, aunque sea por seguridad, podrá costar caro.
De acuerdo con el medio noruego Motor.no, una sentencia judicial en aquel país obligará al fabricante de vehículos eléctricos Tesla a pagar indemnizaciones a cuatro propietarios noruegos por una actualización de software cuyas consecuencias no deseaban. En concreto, tras la actualización, se redujo la velocidad de carga de sus coches. Cada afectado recibirá 50.000 coronas noruegas (alrededor de 4.300 euros), una cifra que, aunque simbólica, podría sentar precedente para otros usuarios que se sintieron perjudicados por el cambio.
Actualización de software: mejorar a cambio de qué
Llevaban cuatro años de disputas legales y esta sentencia viene de un Tribunal de Apelación. Los propietarios argumentaron que la reducción en la velocidad de carga afectaba una de las características clave del coche eléctrico, un aspecto que el tribunal consideró determinante al fallar a su favor. Tesla, por su parte, justificó la actualización como una medida para prolongar la vida útil de las baterías y mejorar la seguridad de los vehículos.
Paralelismos con el Dieselgate
Existe un cierto paralelismo de esta actuación con las disputas en Europa referidas al caso Dieselgate. En aquella ocasión, los fabricantes justificaban el software original -que limitaba la operación de los sistemas de limpieza en determinadas circunstancias -, por el hecho de que protegía la vida del motor y su durabilidad, de forma conveniente para sus usuarios, como hizo Tesla.
En el caso de los fabricantes de motores Diesel, se vieron obligados a aplicar actualizaciones que también limitaban las prestaciones de sus vehículos tras hacerlos conformes al espíritu de la normativa, con algunas reclamaciones por las mermas en la prestación original del vehículo.
Una sentencia que traerá cola
Además de las indemnizaciones, la sentencia obliga a Tesla a asumir los costos legales, que ascienden a 4,8 millones de coronas noruegas (aproximadamente 409.000 euros). La cifra puede parecer simbólica, equivalente al precio de los cuatro coches, pero representa un precedente, dado que Tesla se enfrenta a situaciones similares en otros mercados.
Además, otros 118 propietarios han presentado reclamaciones similares contra Tesla en Noruega, y la resolución judicial podría abrir la puerta a que incluso más usuarios busquen compensaciones, si se demuestra que fueron afectados por la misma actualización.
Aviso para el futuro coche digital
La decisión del tribunal noruego sienta un precedente importante para todo el sector del automóvil. Las actualizaciones de software, una de las grandes ventajas de Tesla, son una práctica que casi la totalidad de fabricantes han comenzado a abrazar para sus futuros lanzamientos y modelos de negocio. Tendrán que evitar que una "mejora" se convierta en motivo de discordia cuando, como en este caso, su implementación no sea del agrado de los consumidores.
El coche digital, los coches eléctricos, se basan en aportar actualizaciones y mejoras mediante software a lo largo de la vida de un vehículo. En el futuro, las actualizaciones deberán ser muy bien explicadas con sus ventajas y desventajas: la expectativa mínima del consumidor es que se respeten las prestaciones originales del vehículo que compró.
Lo que el consumidor lleva años aceptando en los ordenadores y móviles –"lo actualicé y me despareció tal y cual función que antes tenía"- probablemente pueda acabar en tribunales en un producto tan tradicional como el automóvil. Serán los millenials -encantados de que los productos en su mano tengan vida y evolucionen- los que tengan la última palabra.