Motor
Más curvas en Alemania: división en el gobierno de Scholz por las ayudas para el sector automovilístico
- Discordia en el Ejecutivo formado por verdes, socialdemócratas y liberales
- El ocaso de los titanes muestra las grietas en el motor económico de Europa
- Volkswagen lanza un ultimátum: "Tenemos uno o dos años para adaptarnos"
Javier Fernández Sánchez
El sector del automóvil alemán no está pasando por su mejor momento. Los planes de Volkswagen para cerrar factorías en suelo germano por primera vez en 87 años han evidenciado la debilidad de un sector fundamental en el motor económico de Europa. El gigante automotriz, que ha comenzado a desmantelar el blindaje sobre los puestos de trabajo para ejecutar despidos, recortó sus previsiones en julio, movimiento replicado posteriormente por Mercedes y BMW recientemente. De hecho, esta última compañía tuvo que rebajar sus estimaciones después de haberse visto obligada a retirar 1,5 millones de coches por un fallo en los frenos suministrados por Continental, firma germana. En este contexto, el gobierno de coalición encabezado por Scholz mostró la semana pasada su voluntad para ayudar a la industria del automóvil. Sin embargo, los partidos integrantes no coinciden en la fórmula para impulsar a la industria, en un momento en el que Volkswagen ya ha comenzado a reducir su plantilla en China.
Robert Habeck, ministro alemán de economía, ha comunicado este lunes que SPD, Verdes y Partido Democrático Libre, las tres formaciones que aglutinan el Ejecutivo germano, están decididas a superar sus diferencias para dar con la vía para estabilizar la industria automotriz nacional. Habeck, miembro de los verdes, ha tratado de transmitir confianza después de haber mantenido una videoconferencia con los dirigentes de las marcas automovilísticas alemanas, indicando que no es el momento "para cortocircuitos". Se trata de un mensaje dirigido a Christian Lindner, miembro del PDL y Ministro de Economía, quien aseguró horas antes que él no apoyaría la última sugerencia de Scholz para fomentar entre los consumidores el cambio hacia el coche eléctrico.
Concretamente, el canciller germano propuso restablecer un bonus de 6.000 euros para las personas que decidieran cambiar su vehículo de combustión por un coche eléctrico. Sin embargo, Lindner mostró su disconformidad, echando leña al fuego de la discordia al señalar su lamento por la ausencia de "debate interno" en relación con las ayudas para revitalizar la industria automovilística, mientras las sugerencias realizadas de forma individualizada se hacen dan a conocer al público.
En medio de esta muestra de las evidentes disensiones del gobierno de coalición alemán, que ve por el retrovisor cómo la extrema derecha avanza posiciones a un año de las elecciones federales, BMW ha querido dejar clara su posición respecto a las posibles ayudas estatales sobre la industria. La marca germana ha aprovechado la reunión de este lunes con Habeck para señalar que el sector automotriz no necesita medidas cortoplacistas que distorsionen el mercado. Según BMW, la atención debería dirigirse hacia el desarrollo de condiciones sostenibles que permitan a los consumidores decantarse por los vehículos eléctricos.
Estos movimiento se producen en un momento muy delicado para el sector, con Volkswagen iniciando sus recortes de plantilla. La marca germana ha empezado a ejecutar el despido del 20% de sus trabajadores en China a lo largo de tres años. La disminución del consumo en el país asiático ha golpeado duramente a Volkswagen, ya que China ha constituido un mercado muy potente para la firma germana. Sin embargo, las entregas en el país asiático disminuyeron un 7,4% en el primer semestre de este año. Una mengua se se suma a la caída del 24% experimentada el año pasado, en comparación con los datos de 2019.
Por otro lado, todo esto ocurre después de que la ACEA comunicara que las ventas de coches eléctricos en la UE cayeron un 43,9% en agosto, lastradas por el bajo rendimiento de las comercializaciones en Alemania y Francia. En el caso germano, después de eliminar las ayudas a la compra de coches eléctricos, las ventas de estos bajaron un 68,8% en agosto, mientras que en el país galo retrocedieron un 33,1%, después de que París redujera la cuantía de las subvenciones a la adquisición de estos vehículos. Por su parte, las ventas Italia (-13,4%) y España (-6,5%) también menguaron.
Todo ello favoreció que las ventas totales de coches en la UE bajaran un 18,3%, con Volkswagen, Stellantis y Renault encabezando la lista de firmas con mayor caída de matriculaciones. En este contexto, la propia ACEA, encabezada por Luca di Meo, presidente de Renault, pidió que Bruselas reconsiderara el objetivo de reducción de emisiones de CO2 previsto para 2025. Según la organización, la industria automotriz de la UE ha invertido miles de millones en la electrificación para lanzar coches al mercado, sin embargo, otros ingredientes necesarios para esta transición no están ubicados, minando la competitividad de Bruselas. Ello compromete la transición hacia las emisiones cero, por lo que el organismo llama a recalcular el objetivo de 93,6 gramos de CO2 por km para los turismos y los 153,9 gramos de CO2 por km para los vehículos ligeros.
En definitiva, la debilidad del sector automotriz germano evidencia las dificultades de la industria en el Viejo Continente. Así, Volkswagen ha comunicado planes para cerrar fábricas en Alemania, iniciando el desmantelamiento del blindaje sobre los puestos de trabajo para poder aplicar recortes de plantilla, en una operación que podría implicar el despido de 15.000 trabajadores, según apuntó Jefferies. Por su parte, Stellantis comunicó en junio sus planes para clausurar las fábricas en Luton y Ellesmere Port, ubicadas en Reino Unido, debido a la inesperada lentitud de la demanda de eléctricos. La matriz de Citroën y Fiat alertó que si el gobierno británico no aplicaba estímulos a la compra de los vehículos electrificados, cerraría sus instalaciones en ambas ciudades.
Asimismo, Renault paró en marzo la producción en la fábrica de Flins-sur-Seine, tras 72 años de actividad, iniciando una reconversión hacia la "economía circular", según afirmó la propia empresa. El fin de la fabricación de vehículos de la firma en dicha fábrica coincidió con el aviso de fallos en la fabricación de los modelos eléctricos Zoé y Megane IV. Casualidad o no, lo cierto es que las ventas de coches eléctricos bajaron un 17% en los primeros seis meses del año. Si bien la compañía francesa obtuvo unos resultados récord en el primer semestre de 2024, la caída de comercializaciones de eléctricos ilustra muy bien el complejo momento que vive el sector en Europa.