Moda
El uso de las corbatas frente al calor del verano
El llevar corbata ha pasado de ser una cuestión de estilo a un asunto ministerial. ¿Corbata sí? ¿Corbata no? Ese es el gran debate del arranque del verano. Desprendámonos de la corbata y economicemos en aire acondicionado y, de paso, salvemos a la humanidad del cambio climático.
El gobierno japonés de Junichiro Koizumi fue de los primeros en descorbatar a sus funcionarios para reducir las emisiones de gases invernadero. Después llegó esta medida a los funcionarios británicos, siempre y cuándo no perdieran porte y seriedad en el vestir.
El año pasado, Acciona ahorró 51.200 kWh y evitó la emisión de 19,2 toneladas de CO2 al quitarse la corbata. Y ahora el ministro de Industria, Miguel Sebastián, se coloca en el centro del debate con su desplante liberal en el Congreso.
Pese a que el verano es proclive a cometer atentados contra el buen gusto -que a nadie se le ocurra combinar una corbata con una camisa de manga corta-, el calor no debería ser excusa para faltar a los códigos del buen vestir, sobre todo entre quienes trabajan de cara al público. Y al igual que los trajes tienen sus tejidos de verano, las corbatas también cambian de texturas para que no sean asfixiantes durante la canícula.
Los protagonistas del verano
Esta temporada estival la seda italiana es la protagonista. Con este material están hechas las propuestas de las corbaterías madrileñas Soloio (www.soloio.com), donde se renueva la colección mensualmente siguiendo las tendencias en tiempo real. Corbatas terminadas a mano de las que no se encuentran más de 16 piezas del mismo modelo.
La casa francesa Hermès (www.hermes.com) se decanta por el twill de seda para las corbatas de fantasía más veraniegas y reserva la seda pesada, con más cuerpo, para las de rayas madrás, aunque para momentos de más relajo se dejan ver las mezclas de algodón con seda y lino, o el punto de seda.
Mientras que la española Olimpo (www.olimpo.es) se opta por la seda jaquard para los estampados florales y los motivos náuticos, y los animales los combina con el twill.
El dominio de los tonos solares
El carácter y la actitud cambian en verano. No lo neguemos. Y la corbata responde indefectiblemente a ese relajo. Para aligerar su formalidad se permite que el color llegue con más fuerza, que los estampados sean más imaginativos y que cierta diversión bien entendida se instale en sus motivos.
Esta temporada, los tonos solares (rojos, amarillos, anaranjados?) marcan la tendencia, del tono mandarina de Olimpo al fresa ácida de Soloio. Aunque el azul náutico siempre tiene especial significación, especialmente si se acompaña del típico blazer o con cierto tono marino en la indumentaria (pantalón y camisa blanca, blazer azul y calzado náutico).
Aquellos que aluden a que el relajo de los códigos del vestir facilita sobrellevar los calores, sin duda no son hombres de corbata.
Aquel que sabe llevar un traje se preocupa por tener el más adecuado para cada momento y estación del año, y para el que la corbata está impresa en su ADN, no sólo no le pesa ésta, sino que se sentiría desnudo sin ella.
Como bien reza a modo de declaración de principios el catálogo de corbatas de Hermès: "la corbata no es ni un accesorio, ni un adorno, ni un incordio. Es una forma de ser".
Si al menos significara que, al quitarse la corbata, los políticos descenderán a pie de calle para ocuparse de los problemas reales de los que de verdad sudan trabajando, bienvenido sea. Pero si no es así...