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Recetas anticrisis de las CCAA: turismo subterráneo, idiomas y gastronomía



    Madrid, 27 ene (EFE).- Enoturismo, turismo subterráneo, de idiomas o gastronómico son algunas de las particulares recetas que aplican las autonomías para sortear los efectos de la crisis sobre un sector que, en diferente medida, representa un significativo porcentaje del PIB regional.

    Aunque hasta el momento no todas las comunidades han notado esos efectos, la mayoría coincide en que hay que estar preparados y buscar soluciones y alternativas.

    Nuevos mercados, nuevos productos o nuevas estrategias y, especialmente, desestacionalización. Todo vale para que la crisis no arañe visitantes ni rebaje su gasto durante la estancia.

    El turismo subterráneo es la gran apuesta de Cantabria, que ha optado por un mensaje universal, "Las otras sixtinas", para despertar el interés de los viajeros por el arte paleolítico de sus cuevas.

    Cantabria destinará este año 35 millones de euros a la promoción turística para frenar el descenso del 5 por ciento en la ocupación registrado en 2008.

    Si Cantabria presume de sus tesoros subterráneos, Asturias lo hace de los gastronómicos. Sus "rutas de los alimentos del Paraíso" quieren atraer a los turistas con motivos más intrascendentes pero igual de poderosos.

    El País Vasco, donde ya se ha notado una bajada en el número de turistas (un 4%), la receta para promocionarse en el exterior es el "multiproducto" y un mensaje: "Euskadi, made in..."

    La imaginación de esta comunidad va más allá con productos como el "Euskading", que promueve un recorrido por todo el País Vasco o el "City breaks", que concentra la oferta de sus grandes capitales.

    Bajo la marca de "Reyno de Navarra, tierra de diversidad", la comunidad foral ejecuta políticas transversales en las búsqueda de un turismo con interés cultural, amante de la naturaleza y la buena gastronomía.

    Castilla y León -donde ha descendido el número de viajeros (4%)- sigue confiando en su lema: "Castilla y León es vida", y en su apuesta por el turismo rural o de interior.

    Y con una presupuesto de 55 millones de euros, ha empezado a explorar una nueva vía para atraer viajeros: el turismo de congresos, una opción que Madrid conoce bien.

    Cultura y negocios son los principales motores del turismo madrileño, que dirige sus miradas hacia nuevos mercados como el ocio familiar, compras, gastronomía, ocio nocturno y turismo 'idiomático'.

    En la Comunidad Valenciana también confían en el turismo de interior y de congresos para ahuyentar el fantasma de la crisis -cuya presencia ya han empezado a notar-, junto a los tradicionales reclamos de sol y playa, la estrella indiscutible de su oferta.

    Sol y playa es también sinónimo de Baleares, la comunidad donde el turismo tiene un mayor peso en el PIB, el 50 por ciento.

    La clave para Baleares es la promoción y los nuevos productos: golf, turismo cultural, de naturaleza, náutico y de congresos.

    Canarias, con un presupuesto de 115 millones, mira más allá en busca de nuevos mercados, como el escandinavo, sin olvidarse de Francia, Italia y, por su puesto, del turismo nacional, que compensó en 2008 la caída de turistas procedentes del Reino Unido y Alemania.

    Galicia ha puesto en marcha un plan de choque para reforzar el esfuerzo promocional en los mercados de proximidad.

    Cataluña también cree que en este turismo, el de proximidad, puede estar la clave para afrontar nuevos tiempos, pero busca nuevos mercados, como el ruso, menos afectado por la crisis.

    Innovación, profesionalización y desestacionalización son los ingredientes de la receta andaluza para que se mantenga la llegada de viajeros de 2008. El aliño son unas gotas de marketing para dirigir las acciones al consumidor final.

    En La Rioja el ingrediente principal sigue siendo el vino. Bajo el eslogan "La tierra con nombre de vino", los riojanos son optimistas respecto al futuro porque las situaciones de dificultad económica pueden suponer nuevas oportunidades.

    Si el vino es el 'nombre' de La Rioja, la nieve es el de Aragón, donde las consecuencias de la crisis no se han hecho notar especialmente y donde seguirán apostando por el turismo interior de calidad, rural y gastronómico.

    Extremadura explora también nuevos campos como el turismo de idiomas, el de negocios o el de salud, aunque los reyes del sector permanecen inalterables: turismo cultural y de naturaleza.

    Estos últimos son la vía por la que ha optado Murcia, donde la entrada de turistas descendió un 13% en diciembre por primera vez en los últimos años a pesar de contar con la siempre efectiva combinación de mar y sol.

    Turismo cultural, con especial hincapié en la ruta de El Quijote y de los castillos, es la base del plato fuerte que ofrece Castilla-La Mancha, cuyo gobierno quiere implantar los denominados "clubes de productos" para diversificar la oferta.