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Planes de pensiones: los aciertos que hay que tener y los errores en los que no hay que incurrir
- Cómo sacar el máximo partido a las ventajas que ofrecen estos productos
Isabel Blanco
Es un producto de ahorro a largo plazo diseñado expresamente para complementar la pensión pública tras la jubilación, pero el plan de pensiones es un gran desconocido para muchos. Solo aglutina el 5,4% de todo el ahorro financiero de los hogares españoles, que aún prefieren los depósitos, que captan más del 38%; invertir de forma directa en bolsa o en deuda, esta cifra alcanza casi el 26%; o incluso los fondos de inversión, que captan cerca del 15% del ahorro.
Sus ventajas fiscales, aunque menores que en otros países desarrollados, son uno de sus principales reclamos. Pero también es donde surgen muchas dudas y donde se cometen algunos de los errores más comunes. ¿Cuándo y cómo conviene hacer aportaciones? ¿Siempre es mejor rescatar el capital acumulado poco a poco? ¿Es bueno cambiar de plan? ¿Tendré que pagar por lo ganado si lo hago?
Otras de las equivocaciones que destacan los expertos consultados es no dedicar un tiempo a analizar la calidad del producto, lanzarse a uno u otro solo por las comisiones, o que no se tengan en cuentan temas importantes, como el horizonte temporal que queda hasta la jubilación para así inclinarse más por renta variable o renta fija.
Aportaciones
Los bancos se encargan de recordar a final de cada año que hay que aportar dinero a un plan de pensiones. Las campañas publicitarias con regalos y bonificaciones bombardean al cliente. De ahí que más del 50% de las aportaciones se realicen durante el último trimestre. Sin embargo, "si tomamos los precios medios del Ibex, por ejemplo, esperar a hacerlo en esa fecha fue un 2,18% más caro en los últimos 15 años y un 1,65% en 5 años", señala Paula Satrústegui, socia y directora de planificación financiera de Abante, quien aclara que "lo mejor sería hacer aportaciones periódicas, para coger un mejor precio medio, ya que cuando se hace a final de año se depende mucho de cómo esté el mercado en ese momento".
Más del 50% de las aportaciones a planes se realizan todavía en el último trimestre del año
Para Jesús Pérez, profesor del IEB, también es importante que antes de contratar cualquier producto un ahorrador realice "simulaciones de cuánto debe aportar periódicamente para conseguir la pensión deseada", así como "preguntarse de antemano con qué pensión desea jubilarse. Si no se hace lo anterior, el partícipe no sabe a dónde le llevan esas aportaciones que realiza".
Lo único que debe tener cuenta el ahorrador en ese sentido es que no puede deducirse fiscalmente todo lo que aporte a un plan de pensiones. El límite está establecido ahora en los 8.000 euros anuales o en el 30% de la suma de rendimientos netos del trabajo y de actividades económicas. Además, en los casos en los que el cónyuge no obtenga rendimientos netos del trabajo ni de actividades económicas o que estos sean inferiores a 8.000 euros se puede reducir la base imponible por las aportaciones que realice el cónyuge, hasta un máximo de 2.500 euros.
Desde el órgano especializado en fiscalidad del Consejo General de Economistas de España (el REAF) aclaran que las aportaciones sujetas a los límites anteriores son todas "las correspondientes a planes de pensiones, seguros concertados con mutualidades de previsión social por profesionales o trabajadores por cuenta ajena o socios trabajadores, planes de pensiones de previsión asegurados, planes de previsión social empresarial y los seguros privados que cubran exclusivamente el riesgo de la dependencia severa o de gran dependencia".
Rescates
Uno de los atractivos de los planes es que se difiere la tributación, es decir, aunque se estén logrando ganancias no se tributa hasta retirar el dinero. Esto tiene una ventaja, y es que en ese momento normalmente corresponde un tipo menor que en la vida laboral.
Un partícipe podrá rescatar su plan en caso de jubilación, fallecimiento, dependencia e invalidez, paro de larga duración o enfermedad grave. Más allá de estos supuestos, la última reforma fiscal incorporó la opción de recuperar el dinero a los 10 años, a partir de 2025. Una vez pueda retirarse, la duda es de qué forma: como capital de una sola vez, de manera periódica o temporal o como una renta vitalicia.
Es importante comprobar si se puede utilizar el coeficiente reductor del 40% en los rescates como capital
Para ello es importante el coeficiente reductor del 40% permitido si se rescata como capital, aplicable solo a aportaciones realizadas hasta 2006. "Normalmente, en clientes que solo tienen una pensión, lo recomendable es rescatar en forma de capital lo aportado hasta esa fecha y el resto de forma periódica", señala Paula Satrústegui.
La opción de construir una renta vitalicia ha perdido atractivo al ofrecer ahora menos rentabilidad, apunta la experta, aunque cree que hay que ver si lo que preocupa es la longevidad, la rentabilidad… Este instrumento sí ha cobrado más sentido para mayores de 65 años que vendan un activo (acciones, fondos de inversión, segundas viviendas...) con ganancias patrimoniales, ya que si con esas plusvalías crean una renta vitalicia antes de seis meses no tendrán que tributar, con un límite de 240.000 euros. Aquí no se incluyen los planes, pues no se consideran ganancias patrimoniales, sino que tributan directamente como renta del trabajo.
Traspasos
Mover el dinero de un plan a otro es gratis fiscalmente hablando. Incluso si se hace un traspaso a un plan de previsión asegurado (PPA) o viceversa. Pero es un recurso poco empleado en España. El año pasado, solo se movilizó el 13,2% del patrimonio medio en planes. El dato, de hecho, fue el menor de la serie histórica que recoge Inverco desde el 2000 y contrasta con el 26,8% del patrimonio de fondos traspasado.
Antes de cambiar, el partícipe también debe analizar el producto contratado sin dejarse llevar, eso sí, por los regalos ofrecidos en traspasos –por los que, por cierto, se tributa–. Los trasvases son recomendables, sobre todo, a medida que se acerca la edad del retiro.
Al ser un dinero para la jubilación se tiende a no querer arriesgar, pero los expertos coinciden en tener más renta variable si queda mucho tiempo para dejar de trabajar; si no, la inflación se comerá lo ahorrado. Después, "cuando se acerque a la fecha de su jubilación, ha de reducir el peso de su inversión en renta variable para consolidar los resultados obtenidos en la fase de acumulación –joven–, destinando esta reducción a elevar la posición en renta fija con el fin de reducir la volatilidad de su inversión", señala Jesús Pérez.