Bolsa, mercados y cotizaciones

Más allá de los planes de pensiones: otros caminos para preparar el colchón de cara al futuro

    Imagen: Getty.

    María Domínguez

    El ahorrador cuenta con alternativas que disfrutan de ventajas fiscales, desde los planes de previsión asegurados hasta los planes Ahorro 5 o las rentas vitalicias. El problema de los productos más seguros es que sus rentabilidades son poco atractivas. 

    En 2018, todas las categorías de planes de pensiones en España –que ya no destacaban precisamente por sus elevadas rentabilidades– despidieron el año con retornos negativos, de acuerdo con los datos de Inverco. En un ejercicio nefasto para todos los activos, el dinero de los ahorradores de largo plazo huyó de estos productos y dirigió la mirada hacia otras opciones para planificar su jubilación, como, por ejemplo, los planes de previsión asegurados (PPA) o la transformación del patrimonio en renta vitalicia.

    A falta de que Unespa, la patronal del seguro, publique los datos de seguros de ahorro correspondientes al primer trimestre de 2019, lo que sí se sabe es que en los tres primeros meses del año los planes de pensiones se han recuperado ligeramente, después de esa caída sufrida el año pasado. 

    El número de personas que el año pasado generó una renta vitalicia subió un 50%, hasta las 26.711

    Entre los otros productos que permiten canalizar el ahorro a largo plazo, los que más repuntaron en 2018 fueron la transformación del patrimonio en renta vitalicia, los SIALP (seguros individuales de ahorro a largo plazo, más conocidos como planes Ahorro 5) y los PIAS (planes individuales de ahorro sistemático), que tienen en común que ofrecen un capital asegurado, un ahorro mensual y ventajas fiscales. En conjunto, los seguros de vida pasaron a representar un 7,9 por ciento del ahorro familiar en España, el dato más elevado desde, al menos, 2005.

    Rentas vitalicias, ahora más atractivas

    Las rentas vitalicias tienen más atractivo desde la reforma fiscal de 2015, que estableció que las ganancias que obtiene una persona mayor de 65 años por la venta de elementos patrimoniales (como acciones, fondos o inmuebles) no tributan si se destinan a constituir este tipo de ingreso recurrente. Imagine, por poner un ejemplo, que usted tiene una segunda residencia y decide venderla. Lo hace por 240.000 euros, con una plusvalía de 180.000 respecto al precio de compra. Esa plusvalía tributaría pongamos que al 20 por ciento, de modo que usted tendría que pagar 36.000 euros. Pero si el importe de esa venta lo destina íntegramente a contratar una renta vitalicia, no tributará por él (con una limitación, eso sí: la cantidad máxima para transformar el patrimonio en este tipo de renta son 240.000 euros).

    Los seguros de vida representan el 7,9% del ahorro familiar, el dato más alto desde al menos 2005

    En 2018, 26.711 personas mayores de 65 años transformó la venta de parte de su patrimonio en renta vitalicia (un 50 por ciento más que el año anterior). En términos de ahorro gestionado, las rentas vitalicias son el producto más relevante dentro del sector asegurador, al rebasar los 88.300 millones de euros (ver gráfico).

    Planes Ahorro 5 y PIAS

    La gran ventaja de los planes Ahorro 5 es que los intereses que generan no tributan si se mantienen durante cinco años. La aportación anual, eso sí, está limitada a 5.000 euros. En 2018, el ahorro bajo gestión en estos vehículos creció algo más de un 27 por ciento, hasta los 3.770 millones de euros.

    Respecto a los planes individuales de ahorro sistemático, ganaron atractivo con la reforma fiscal de 2015, al reducirse de 10 a 5 los años de contratación necesarios para poder rescatarlos (y, además, si se rescatan como rentas vitalicias los intereses no pagan impuestos). El límite anual de aportaciones es de 8.000 euros (y el total es de 240.000, como el de las rentas vitalicias). En 2018 repuntaron un 8 por ciento, hasta alcanzar los 13.160 millones de euros.

    En un 2018 sembrado de temores, que dejó en números rojos a todos los perfiles inversores (desde los más agresivos hasta los cautos), los ahorradores miraron hacia opciones más seguras. Por eso repuntaron ligeramente los PPA, el equivalente a los planes de pensiones en el ámbito del seguro, que garantizan la rentabilidad. Al igual que los planes de pensiones, permiten al ahorrador deducirse (con un máximo de 8.000 euros al año) las aportaciones que realiza, lo que se traduce en que baja su base imponible y, por tanto, paga menos impuestos.

    Paula Satrústegui, directora del área de planificación financiera y patrimonial de Abante Asesores, advierte de que, "con los tipos tan bajos y unas inversiones conservadoras, los PPA apenas dan rentabilidad. Si el ahorrador quiere, al menos, superar la inflación, tiene que asumir algo de riesgo", lo que, en su opinión, debería hacer a través de planes de pensiones.

    Caso práctico: plan 'versus' PPA

    Satrústegui lo ilustra con un ejemplo, realizando una comparativa entre invertir en un plan de pensiones con un objetivo de rentabilidad anual media del 5 por ciento (es decir, una inflación del 2 por ciento anual, que es el objetivo del Banco Central Europeo, más un 3 por ciento) y un PPA con un objetivo de rentabilidad del 1,5 por ciento.

    Los 'unit linked' no tienen asegurada su rentabilidad, pero invierten en renta variable asumiendo más riesgo, por lo que también ofrecen una mayor expectativa de retorno

    Una persona de 40 años de edad (es decir, que tenga todavía 27 años por delante para alcanzar el momento legal de jubilación), que aporte 4.000 euros al año, acumulará, a lo largo de esas casi tres décadas, 112.000 euros. Con el plan de pensiones, al final de ese periodo habría acumulado (entre lo ahorrado y la rentabilidad generada) 136.000 euros (actuales), mientras que con el PPA el dato se situaría en los 80.806 euros (también actuales); "Es decir", explica la experta, "que con el PPA pierde poder de compra, ya que el efecto de una inflación del 2 por ciento en un periodo tan prolongado hace que lo que hoy vale 112.000 euros tenga un valor futuro de 80.800 euros".

    Más allá de estos activos, otra opción son los unit linked, el equivalente al fondo de fondos dentro del sector asegurador. Su rentabilidad no está asegurada, pero invierten en renta variable y, por tanto, asumen más riesgo, por lo que también ofrecen una expectativa de retorno más elevada.

    Los unit linked pueden tener formato de PIAS y la directora de planificación financiera de Abante comenta que, de entrar en un PIAS, lo haría precisamente a través de un unit linked, por esos mayores retornos a los que permiten aspirar.