Bolsa, mercados y cotizaciones
Casa Lis de Salamanca, un insólito y desconocido oasis modernista en España
"Creemos que aún no es lo suficientemente conocido", especialmente en Castilla y León, ha analizado esta tarde Pedro Pérez, director del museo y comisario de la exposición Universo Lis, inaugurada hoy en Valladolid, donde permanecerá hasta el 1 de julio en el vestíbulo de las Cortes regionales.
La construcción a principios del siglo XX de un palacete modernista para un rico industrial del curtido, sumado a la donación en 1990 de varias colecciones de art noveau y déco por parte de un antiguo emigrante, confluyó en la creación de este museo para recordar que Castilla y León "no es sólo el patrimonio histórico de los siglos XVI y XVII", ha explicado a los periodistas la presidenta de las Cortes regionales, Silvia Clemente.
Desde su apertura en 1995, hace casi veinticinco años, ha superado los dos millones de visitantes, extranjeros en más de un cuarenta por ciento, hasta situarse como un atractivo de primer orden para el turismo internacional, especialmente de Francia, Reino Unido e Italia, sus principales lugares de procedencia.
Universo Lis, en palabras de su comisario, "es un pequeño cuento con una estructura narrativa sobre el significado de las formas y comportamiento de la burguesía europea durante la Belle Époque", en el periodo comprendido entre la guerra franco-prusiana (1871) y la primera contienda mundial (1914).
Seis capítulos resumen a escala el Museo Casa Lis a través de los vidrios de la Escuela de Nancy, de un conjunto de criselefantinas, de varios diseños de vestuario para espectáculos, bronces de Viena, diversos autómatas y de un grupo de pequeñas figuras de porcelana que representan a bañistas en la Costa Azul.
Tanto el comisario como la presidenta de las Cortes regionales han expresado su deseo de que el fondo expuesto contribuya como incentivo y señuelo para una mayor difusión de "una de las colecciones más importantes del mundo en su género", ha apostillado Silvia Clemente.
La suma de dos empeños, de Miguel Lis (1855-1909) y Manuel Ramos Andrade (1944-1998), con el concurso del Ayuntamiento de Salamanca, hicieron posible este museo dentro de un edificio levantado desde los presupuestos de la arquitectura industrial en un año, 1905, en que España navegaba a la deriva por la pérdida de sus últimas colonias y el lastre económico y social de la Guerra de África.
Encajada entre las catedrales y la muralla donde se empotra, como un mirador sobre el río Tormes, la Casa Lis es un desafío frente a la deslumbrante piedra del casco histórico y un alivio modernista en una ciudad milenaria que sorprende al viajero en una de las zonas más emblemáticas y monumentales de la antigua helmántica.
Una media de 100.000 visitantes durante la última década -cerca de 150.000 en 2017 como récord en su trayectoria- situaron a la Casa Lis como el museo más visitado de Castilla y León, credencial que en los últimos años ha cedido al de la Evolución Humana, en Burgos, ligado a los descubrimientos arqueológicos de Atapuerca.
Diecinueve colecciones configuran una exposición permanente con más de 2.500 piezas entre vidrios, muebles, porcelanas, muñecos, autómatas, útiles, enseres de tocador, indumentaria y esculturas en miniatura que recorren, a través de las artes decorativas, las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX.
Es la 'belle époque', el abandono a una nueva estética por parte de los burguesía nacida al hilo de la revolución industrial y que tuvo su reflejo en las artes aplicadas y decorativas, caracterizadas por el lujo, el exotismo, la distinción de clase y la exclusividad lejos de la producción en serie.