Bolsa, mercados y cotizaciones
La demanda supera a la oferta en los bonos sostenibles
Víctor Blanco Moro
Hay un hueco en el mercado para la ética, la conciencia social y el medioambiente. El concepto de sostenibilidad no es nuevo: nació en los años 70 en el universo de la renta variable y finalmente ha terminado calando en el mercado de deuda.
El observatorio Financiación sostenible, organizado por elEconomista, reunió a expertos en la materia, quienes desde su posición en distintos sectores ligados a esta creciente forma de financiación analizaron y debatieron sobre la situación actual de este mercado, cómo se ha llegado hasta aquí y el camino que todavía queda por recorrer.
El observatorio ahondó en todos los temas de interés sobre la materia: desde los volúmenes que se mueven actualmente, disparados durante los últimos años, hasta la regulación necesaria y que se está preparando para este mercado, pasando por analizar qué sectores están más involucrados y cuales menos, expectativas de demanda, de emisiones, de costes, el papel de las agencias de calificación en el mundo de la financiación sostenible, el lugar que ocupa España... entre otros, fueron motivo de análisis y debate durante la jornada.
Un crecimiento exponencial
El ritmo de crecimiento y el tamaño que ha alcanzado el mercado de renta fija sostenible, que comprende principalmente bonos sociales y bonos verdes, puede ser un reflejo de que este tipo de financiación no es una moda pasajera, sino que ha llegado para quedarse.
Antonio Cordero, subdirector de Financiación y Tesorería del ICO, destacó cómo "la gran explosión se produjo en el año 2014. La primera emisión verde fue en el año 2007 por parte del Banco Europeo de Inversiones. En 2012 no había más de 5.000 millones en bonos sostenibles, una calificación que engloba a los bonos verdes, a los sociales o a una mezcla de ambos.
En 2014 la cifra alcanzaba los 40.000 millones y en 2017 se cerró con 160.000 millones", un reflejo del auge que ha habido en este tipo de emisiones. Jesús Garrido Martínez, director de Mercados de Deuda en ING Wholesale Banking en España y Portugal, explica que "este mercado ya no es nicho, es un tema que está encima de la mesa de casi todo el mundo. Crece a ritmos muy grandes y, aunque es cierto que a nivel global todavía representa un 1% del volumen total emitido, esto es un reflejo del recorrido que hay de crecimiento: puede crecer muchísimo más.
Creo que lo hará tanto por la vía de más emisiones como por el rango de productos, que también se ha desarrollado muchísimo con distintos tipos de bonos sostenibles, bonos híbridos...".En el caso de Iberdrola, Jesús Martínez, director de Tesorería y Financiación del Grupo Iberdrola, señala cómo "tenemos 33.000 millones de deuda, de los cuales 7.000 millones tienen formato verde".
Sectores más involucrados
La financiación sostenible no está presente por igual en todos los sectores del mercado. El de la energía es uno de los protagonistas actualmente. Martínez explica cómo este "sector claramente tiene una especie de euforia de invertir en renovables. Iberdrola lleva invirtiendo en renovables más de 15 años y acertamos en nuestra estrategia al ser uno de los pioneros". Antonio Cordero opina que "donde más falta hace es en el sector financiero, que es el que todavía está un poco verde".Desde Iberdrola, Martínez señala, eso sí, cómo "nos sentimos bien tratados por los bancos. Sí veo un cambio de estrategia en el sector financiero. ING fue uno de los primeros bancos que habló de estos temas, y ahora son todos".
Jesús Garrido señala al sector inmobiliario como uno de los que tienen más potencial: "Es uno de los sectores que más pueden aportar a este mercado. Mueven volúmenes muy grandes y no están metidos en financiación sostenible todavía. "Se pueden producir ahorros muy grandes mediante las reformas de edificios para su aislamiento, climatización, etc", destaca.
Nueva normativa
El crecimiento de la financiación sostenible pide a gritos que haya un marco normativo que defina qué es y qué no es un bono verde y un bono social. Jesús Martínez destaca cómo "el problema está en definir qué son proyectos elegibles. Es la duda que tiene el mercado en este momento, por lo que hay que darle transparencia y credibilidad". Jesús Vidart, director General de Contratación, Patrimonio y Tesorería de la Comunidad de Madrid, lo resume: "Financiación sostenible es la captación de fondos de mercado destinados a proyectos concretos que tengan un tinte social, verde o sostenible". Hasta ahora, el mercado ha utilizado los llamados Green Bond Principles, pero, como explica Antonio Cordero, "son guías de información, con el amparo de ICMA (International Capital Market Association)", no una regulación oficial. "Es lo que todos seguimos", añade Martínez.
Sin embargo, se está avanzando en el camino de la elaboración de una regulación oficial que acote y defina los criterios para calificarse como verde o sostenible. Garrido explica cómo "falta el marco normativo, que se está desarrollando ahora mismo. Hay un grupo de trabajo que lleva casi dos años produciendo un informe para la Comisión Europea, y a raíz de este han surgido una serie de recomendaciones. El 8 de marzo se lanzó un plan de acción en el que se dan unas pautas para definir qué es verde o sostenible.
Tras esto, probablemente habrá una definición normativa. Veremos unos estándares europeos para bonos verdes para finales de 2019, y ahí los emisores europeos podrán contar con un sello de la Unión Europea que reconozca que las inversiones que van dedicadas a ese producto contribuyen a los objetivos de la UE, tanto los de cambio climático, como los de desarrollo sostenible de Naciones Unidas", detalla Jesús Garrido. Para Vidart, que la deuda emitida sea sostenible por parte de la administración "casi debería ser obligatorio; es un dinero que retorna a la sociedad".
El papel de las agencias
Jesús Martínez destaca que la credibilidad "es importantísima" en este mercado. En el caso de Iberdrola, "contamos con una opinión externa que certifica que cumplimos los requerimientos de los Green Bond Principles, y hacemos un informe de sostenibilidad todos los años, que se audita, en el que incluimos los resultados de todas las financiaciones verdes que hemos hecho", explica Martínez.
Sin embargo, cabe pensar que las agencias de calificación terminen participando en este mercado. "Las agencias están viendo un nicho de mercado en este tipo de financiación y terminarán haciendo una calificación de sostenbilidad de los bonos", apunta.
Cordero considera que a las grandes agencias "les ha pillado un poco en fuera de juego. No son las agencias tradicionales las que están haciendo los ratings de sostenibilidad". Martínez coincide, señalando cómo durante años "se ha vivido el oligopolio de las tres agencias, todos lo hemos sufrido en algún momento. Ahora creo que es buenísimo que haya sido al revés: que sean muchas otras agencias las que hayan entrado, y no se convierta en un oligopolio de dos".
Sea como sea, para esta calificación el experto cree que se centrarán en aspectos como "si la empresa es sostenible y la estrategia a largo plazo". De esta forma, parece que, de cara a emitir sus informes, estos nuevos actores del mercado no se están centrando tanto en el aspecto financiero, como en el de responsabilidad social o medioambiental. Vidart lo explica: "Valoran cuestiones distintas; en el caso de las empresas, si realmente se trata de una compañía sostenible. Nuestra sorpresa cuando empezamos a trabajar con estas agencias fue que la mayor parte de preguntas no iban sobre el proyecto concreto que íbamos a financiar, si no a la administración de la Comunidad en general: qué medidas habíamos tomado frente a la violencia de género, frente a la corrupción, o para mejorar nuestra transparencia.
Una vez consideran que tu administración sigue estas líneas, entonces se centran en el proyecto. Los aspectos financieros se lo dejan a otras entidades", detalla.Este aumento de interés por el aspecto social de una compañía también se ha trasladado a los inversores. Jesús Garrido explica cómo "antes, cuando veías a un inversor, las preguntas eran siempre sobre tu deuda, y ahora te preguntan por tu deuda y también por tu política de recursos humanos, o problemas que hayas podido tener en un país concreto".
Demanda y rentabilidades
La emisión de deuda sostenible no para de crecer a ritmos vertiginosos y, sin embargo, todavía no es suficiente para cubrir la también creciente demanda de este tipo de activos. Antonio Cordero lo explica: "Ahora hay un desfase entre la demanda y la oferta de estos productos. Hay más ahorro que tiene entre sus mandatos que sea canalizado hacia estos productos, que emisores lanzando papel para cubrir esa demanda".
Jesús Garrido añade que "el pequeño inversor está más concienciado, pero el institucional ha crecido de forma exponencial. Todo viene ligado a que los emisores tienen una estrategia futura que supondrá un menor riesgo de crédito. Son estrategias más a largo plazo, más estables". De cara al inversor particular, Antonio Cordero destaca que "ya hay bancos comercializando fondos con este fin específico, que pueden suscribir los ahorradores particulares".
Jesús Martínez está "convencido" de que el particular está incrementando la demanda, y cree que "dependerá mucho de los bancos", pero también avisa de que "la diferencia de rentabilidad podría llegar a ser un problema. Se debe de hacer progresivamente para que los inversores particulares vayan concienzándose y dirigir sus ahorros a proyectos sostenibles".
Sin embargo, de cara al emisor esto supondría un ahorro de costes que puede ser interesante. Jesús Vidart, sin embargo, cree que el enfoque no debe centrarse en ello: "Creo que sí puede suponer un ahorro, y que se puede estrechar más, porque no hay muchos emisores de este tipo. Sin embargo, creo que no debe ser esa la finalidad que busquemos, aunque me venga bien reducir esos puntos básicos". Martínez, por su parte, destaca que en lo que respecta a Iberdrola "todavía no se puede medir cuánto nos hemos ahorrado, pero se ve cómo hay mucha demanda. Los inversores tienen todavía pocas alternativas de inversión verde y son más fieles manteniendo la inversión".
Antonio Cordero tiene una opinión similar, y destaca que en las emisiones del ICO "no hemos visto mucha diferencia en precio, pero sí se ve una dinámica de que, cuando construyes el libro, hay muy pocos inversores que se salgan, por la falta de alternativas que ya se ha comentado. Una de las razones por las que este mercado está creciendo tan rápidamente es porque estas emisiones responden a una demanda social y no presentan una variación significativa en el precio respecto a emisiones estándar".