Bolsa, mercados y cotizaciones

Lo que hay que saber del fondo de fondos


    Ana Palomares

    Las grandes entidades comerciales coinciden a la hora de señalar el que será el producto estrella de 2018: un perfilado en forma de fondo de fondos. Sin embargo, estos vehículos tienen unas características específicas que a menudo desconoce el pequeño inversor y deben entenderse bien antes de rendirse a las ofertas que realicen las entidades financieras.

    Si hay un producto que las gestoras españolas coinciden en promocionar de cara a 2018, año de transformación de la industria ante la inminente llegada de Mifid II, ese es el fondo de fondos, un producto que en lugar de componer su cartera a base de emisiones de renta fija o títulos de renta variable de una manera directa lo hace a través de otros fondos de inversión. Es, dicen las gestoras, la vía que tiene el inversor particular a día de hoy para beneficiarse de un arquitectura abierta de fondos. Sin embargo, este tipo de productos que ya en 2017 ha empezado a concentrar las recomendaciones (y escaparates) de los bancos -según Morningstar, el 24 por ciento de los nuevos fondos lanzados este año son ya fondos de fondos, frente al 18 por ciento del año pasado- tienen también especificidades que deben ser analizadas por el inversor.

    La primera de ellas, y según los expertos la más importante, es comprobar que el fondo de fondos se adecua al perfil del inversor y, para ello, ya no basta con analizar el plazo de inversión ni la distribución de activos, sino también fijarse en el riesgo. "Hoy en día no hay que fijarse tanto en la volatilidad del producto porque venimos de volatilidades muy bajas, sino en el riesgo y eso se ve en la composición de la cartera", apunta David Sánchez, analista de Andbank.

    De hecho, en este tipo de productos gana importancia un análisis previo de la cartera donde invierten. Victoria Torre, responsable de desarrollo de contenidos de Self Bank, sugiere que los inversores se realicen estas preguntas: "¿Son los fondos que incluyen en cartera mayoritariamente de la entidad que me ofrece el fondo de fondos? ¿O, por el contrario, se ha hecho un exhaustivo análisis entre los fondos idóneos de distintas gestoras?" "Aunque los fondos de la gestora de mi entidad bancaria no sean malos, sí será difícil que sean los mejores para cubrir todas las apuestas de la cartera", apunta. Y es que no es extraño encontrarnos que en la cartera de un fondo predominen productos gestionados por la misma entidad, lo que pone en entredicho que con ellos se consiga realmente esa arquitectura abierta que tanto defienden sus comercializadores. "Hay que analizar cuidadosamente la cartera porque si la mayoría son de la propia entidad que los vende se estaría asumiendo un riesgo gestor e implicaría también una limitación en cuanto a la diversificación, ya que una misma gestora tiende a comprar para sus fondos muchas veces los mismos valores", confirma Mar Barrero, analista de Profim.

    Además, esta experta recuerda que aunque en momentos alcistas del mercado como el actual suelen demostrar buenos resultados, en momentos en los que repunta la volatilidad o hay recogidas importantes de beneficios, tienden a comportarse peor que los fondos tradicionales. "Cuando hay una corrección es más complicado gestionar la liquidez de estos fondos ya que a diferencia de las acciones o los bonos que cuentan con liquidez de mercado, los fondos se liquidan hasta con dos días de retraso, lo que complica que se adapten a condiciones drásticas de mercado", apunta esta experta. De hecho, para reducir este riesgo de liquidez son muchos los productos de este tipo que están incluyendo cada vez más ETFs en sus carteras, ya que estos fondos cotizan como acciones y, por tanto, tienen la misma liquidez que ellas. No es ésta, sin embargo, la única razón, ya que la entrada en vigor de Mifid II en enero de 2018 limita mucho las retrocesiones que pueden cobrar los comercializadores de fondos de las gestoras e insta a incluir en las carteras las clases de fondos más baratas -de hecho, la CNMV ya ha multado a varias gestoras españolas por incluir en sus carteras clases caras de fondos en lugar de sus homólogas más económicas- y si en algo son competitivos los ETFs es en sus costes de gestión (un 0,4 por ciento frente al 1 por ciento de media de los fondos).

    Las comisiones, aún más importantes

    Analizar el coste es uno de los consejos que más repiten los expertos cuando se les pregunta en qué hay que fijarse antes de comprar un fondo y, en el caso de los fondos de fondos, cobra si cabe más importancia ya que estos productos, además de la comisión de gestión, repercuten también en el cliente parte de las comisiones de los fondos que incluyen en cartera, lo que provoca que su coste total sea en muchas ocasiones más elevado que el de un fondo tradicional. "Es verdad que los fondos de fondos tienen muchas veces el doble de comisión, pero a cambio con estos fondos accedes a clases institucionales más baratas a las que no accederías de otra manera. Por eso, es importante mirar no la comisión de gestión sino el TER (Total Expense Ratio, por sus siglas en inglés) que incluye también el coste de los activos subyacentes", recomienda Sánchez.