Bolsa, mercados y cotizaciones
Ebioss: oportunidades y retos en el sector 'waste to energy'
- Por María Jesús Báez, miembro de CFA Spain Society
Ebioss Energy, con sede en Bulgaria y capital mayoritariamente español, se dedica al diseño, construcción y desarrollo de proyectos de gasificación de residuos. En el año 2012, Ebioss se fusionó con EQTEC Iberia, empresa fundada en 1997, que ofrece su tecnología propia de gasificación.
Actualmente, los ingresos de Ebioss (2,6 millones de euros de enero a julio de 2016) provienen principalmente del negocio de ingeniería y servicios llave en mano proporcionados por EQTEC. Además, la compañía tiene una planta de gasificación en funcionamiento (Syngas Italy, comprada en 2014) y está a la espera de la puesta en marcha de dos plantas en Bulgaria.
Desde su salida a bolsa (MAB) en 2013, Ebioss ha buscado diversificar actividades y mercados. Por un lado, ha adquirido empresas para cubrir una mayor parte de la cadena de valor de los proyectos waste to energy (generación de energía a través de residuos). Por otro lado, ha emprendido negociaciones con actores del sector en mercados fuera de la UE, como Oriente Medio, el Sudeste Asiático y China.
La acumulación de residuos sólidos urbanos (RSU) es un problema creciente en las grandes ciudades, principalmente por el aumento en la demanda de espacio destinado a vertederos/rellenos y los riesgos asociados de contaminación ambiental. Las soluciones actuales a esta problemática incluyen reducir la cantidad de residuos generados, reciclar y recuperar los materiales que componen los RSU, así como el tratamiento de dichos residuos, principalmente mediante incineración o utilizando tecnologías como la de gasificación.
En la UE, el plan de acción hacia 2020 (7th Environment Action Programme) incluye objetivos específicos para la gestión más eficiente de residuos: reducir los residuos generados per capita, incrementar el reciclaje, erradicar los envíos ilegales de residuos y limitar la recuperación de energía a materiales no reciclables, entre otros. Los datos de Eurostat muestran un avance en esa línea.
La generación de energía con residuos es, por tanto, una solución clara para tratar aquellos residuos no reciclables que, de lo contrario, se acumularían en vertederos/rellenos.
Nuevo modelo energético
El cambio climático y la dependencia energética hacen que los gobiernos fomenten planes de actuación que apoyen un modelo energético basado en el aprovechamiento de las fuentes y recursos locales y renovables. El paquete legislativo presentado el pasado mes de noviembre por la Comisión Europea, Clean Energy for all Europeans, busca hacia 2030 reducir un 40 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), alcanzar un ahorro energético del 30 por ciento y alcanzar una participación de las energías renovables cercana al 27 por ciento.
Los beneficios que aportan los proyectos waste to energy (WTE) contribuyen a alcanzar las metas propuestas. En un primer lugar, las menores emisiones de CO2 -tecnología de gasificación en comparación con la incineración convencional-. En un segundo, la menor contaminación ambiental -en contraste con vertederos-. Por último, la menor dependencia energética, al generar energía con residuos locales.
El sector del WTE es todavía incipiente en muchos mercados. La barrera principal a su desarrollo son los altos costes que requieren los proyectos: por un lado inversiones (capex) en mayor infraestructura y por el otro costes operativos (opex) para la clasificación y pretratamiento de residuos. Asimismo, el mayor riesgo asociado a tecnologías relativamente inmaduras encarece la financiación de proyectos y resulta en un retorno mínimo exigido más elevado. Estos factores hacen que, en muchos casos, sin apoyo regulatorio la opción de generar energía con RSU no sea competitiva económicamente con fuentes convencionales de energía.
En la toma de decisiones estratégicas a nivel país/regional, resultan interesantes los enfoques que toman en cuenta distintos puntos de vista -por ejemplo, del inversor y la sociedad como un todo- y un abanico de métricas, incluyendo financieras, como el LCOE (Levelized Cost of Energy) o el VAN (valor actual neto) para los accionistas, y medioambientales, como emisiones de GEI (gases de efecto invernadero). En resumen, la competitividad de los proyectos WTE dependerá de diversos factores, tales como los avances tecnológicos -y los descensos en Capex por unidad de potencia-, la evolución del precio de la energía en el mercado, el entorno regulatorio y el aumento del historial de proyectos con éxito -lo que reducirá los costes de financiación-.
Los desafíos de la compañía
De las cuentas hasta julio de 2016, se observa que Ebioss sufrió pérdidas -igual que en 2015-, el plazo de pago a proveedores y el de cobro superan los 2 años, el endeudamiento es elevado, y los gastos financieros superan el 15 por ciento de las ventas y son crecientes a lo largo de los últimos años. A corto plazo, Ebioss se enfrenta al reto de comercializar su tecnología a mayor escala con el objetivo de generar fondos suficientes para financiar sus necesidades operativas. A futuro, el desafío es apalancar la experiencia adquirida en el sector para elevar los márgenes y generar fondos suficientes para realizar nuevas inversiones, pagar el servicio de la deuda y remunerar a los accionistas.
La capacidad de generar caja dependerá del éxito que consiga en rentabilizar las inversiones realizadas -las plantas en Bulgaria e Italia, así como los acuerdos alcanzados con socios potenciales-. El plan de acción de la compañía incluye el desarrollo de plantas de gasificación con Energy China Group principalmente en el Reino Unido -donde se espera un agotamiento del espacio para vertederos/rellenos hacia 2020-.
*El autor es CFA y miembro de CFA Spain. El artículo responde a su propia opinión y no a la de CFA.