Bolsa, mercados y cotizaciones

Turquía, uno de los ganadores del crudo barato



    Hasta el verano e 2013 Turquía era uno de los grandes emergentes del mundo. El país conseguía consolidar un crecimiento económico superior al 4 por ciento y la bolsa de Estambul marcaba máximos históricos. Cuando todos los gestores recomendaban comprar activos locales, su escenario político estaba a punto de cambiar.

    La primavera turca, que fue como se conoció a las revueltas sociales de junio de 2013 por parte de un sector de la población, modificó la percepción de los inversores. En junio de 2015 se celebran elecciones a la Asamblea, lo que podría volver a traer inestabilidad política, un escenario al que siempre temen los inversores. En agosto de 2014, el presidente, Recep Tayyip Erdogan, fue reelegido por mayoría absoluta después de dar un giro hacia un programa más conservador e islamista.

    Turquía ha encontrado en la caída del petróleo el principal aliado para frenar el deterioro de su economía. Según los cálculos de Bank of America, por cada 10 dólares que cae el precio del barril, su balanza comercial mejora el equivalente al 0,5 por ciento del PIB. Esto significa aportar entre dos y tres puntos de crecimiento al PIB del país por un menor volumen de sus importaciones, casi el total del crecimiento que experimentó en 2014 y que tendrá este año, si se cumplen las estimaciones del FMI. "La caída del precio del crudo debería ayudar a su balanza exterior, pero no lo suficiente como para compensar una eventual salida de inversores que se podría producir ante un shock de crédito", advierte Colm McDonagh, director de renta fija emergente en Insight, de BNY Mellon. En su opinión, la entrada de flujos extranjeros en los últimos meses supone una amenaza para el país en el caso de que se produzca cualquier noticia negativa que revierta esta entrada de dinero y provoque un desplome del mercado.