Bolsa, mercados y cotizaciones

Todavía se puede sacar punta a la deuda corporativa



    La sucesión en todos los tramos de deuda de intereses cada vez más bajos continuará. Sin embargo, la bajísima rentabilidad que ofrecen al inversor todavía tiene atractivo mientras la demanda supere a la oferta.

    Un récord en financiación. Y otro récord. Y otro. Las grandes compañías han aprovechado el escenario de tipos extraordinariamente bajos para acudir a los mercados a buscar financiación a través de emisiones de deuda. Cuando parece imposible que una empresa española pueda colocar bonos a intereses más reducidos, llega otra para firmar un nuevo hito. En 2014, muchas se colgaron la medalla con rentabilidades nunca vistas en España y 2015 ha comenzado de la misma forma. Las empresas gozan de mejor acceso al mercado y de financiación más barata, mientras los inversores se encuentran ante activos con cupones cada vez más bajos.

    En estas primeras semanas del año las compañías españolas siguen sacando punta a los ya mermados costes a los que emiten deuda. Enagás consiguió lanzar bonos a 10 años pagando un cupón histórico del 1,25 por ciento, por debajo de lo que cotizaba el bono español a una década en ese momento. También Iberdrola se impuso con una colocación de deuda a 8 años al 1,125 por ciento.

    Conviene retroceder unos años para contextualizar estas cifras. Fuentes de Iberdrola explican que los bonos de la eléctrica a un plazo de ocho años llegaron a tener un cupón del 7,32 por ciento en el peor momento de 2012. Esto quiere decir que los costes de financiación han mejorado en más de 6 puntos porcentuales. Más de un punto "corresponde con la caída de tipos de interés de mercado a 8 años asociada a la débil situación macro y entorno de muy baja inflación en la zona euro", comentan desde la firma, y "casi 5 puntos se corresponden con la mejora del spread de Iberdrola", motivada en gran medida por las intervenciones del Banco Central Europeo (BCE).

    Ante estos reducidos tipos, puede parecer difícil rascar rentabilidad. Pero lo cierto es que en el mercado secundario, en el que se intercambian los títulos después de ser emitidos, toda la deuda con la que las empresas españolas han batido récord en el último año ha cosechado ganancias en este tiempo.

    Un ejemplo muy claro es el de los bonos a 15 años que vendió Telefónica en septiembre por los que está pagando un cupón récord del 2,932 por ciento. El precio de esta deuda ha subido un 15 por ciento en el secundario desde entonces y la rentabilidad, que baja cuando el precio asciende, ha retrocedido hasta el 1,691 por ciento. ¿Qué implica este recorrido? Por un lado, que el inversor que compró los bonos en ese momento ha ganado ese 15 por ciento; por otro lado, que ahora el mercado exige a esa misma deuda un interés mucho menor solo cuatro meses después, por lo que Telefónica podría refinanciarse a tipos más bajos. Otra deuda emitida más recientemente como la de Gas Natural de enero, ya gana un 1,4 por ciento en el secundario en dos semanas.

    La inyección del BCE abre otra puerta

    Los tipos de la deuda corporativa se han ajustado tanto en el último año que la gran pregunta es: ¿podrán las compañías y los inversores seguir sacando punta? "La financiación para las empresas españolas se mantendrá en estos tipos bajos o incluso se puede abaratar más", apunta Pablo González, consejero delegado de Ábaco Capital. De cara al inversor, el experto considera que, pese a que habrá volatilidad, ha resurgido una "ventana de oportunidad con mucha liquidez", aunque matiza una cuestión: la inversión debería centrarse entre 6 y 12 meses.

    Y es que en este periodo el inversor cuenta con varias garantías. La primera es que el BCE activará en marzo un programa de compra de deuda en un nuevo intento por estimular la economía en el que incluye la adquisición de bonos corporativos. El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, ha adelantado que el BCE podría dedicar unos 100.000 millones de euros a la compra de deuda pública, por lo que el resto hasta alcanzar el límite reservado a España se destinaría a adquirir deuda privada de empresas, ABS y cédulas hipotecarias. Esto puede ser unos 40.000 millones, según el peso del país en el capital del BCE. El banco central asume así el rol de un gran comprador de bonos en el secundario. Para entender su poder y la liquidez que inyectará en mercado la institución, las empresas españolas emitieron el año pasado un total de 14.490 millones de euros en deuda con grado de inversión, según los datos que recogen en Société Générale. Hay que recordar que el BCE descartó adquirir bonos high yield, los también conocidos como bonos basura.

    El otro seguro con el que cuenta el inversor en los próximos meses es el escenario de baja inflación. Aunque el objetivo del banco central es mantenerla en el entorno del 2 por ciento, hasta que regrese a ese punto el inversor está obteniendo rentabilidades reales, sin que haya una subida de precios que se coma parte de sus ganancias.