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La Fed lanza su primer dardo al BCE en la nueva guerra de divisas 2.0
El pasado miércoles, Janet Yellen, la presidenta de la Reserva Federal, optó por dejar su plumaje de paloma para dar su primer zarpazo de halcón poniendo fin a los estímulos para la economía de Estados Unidos. Una decisión esperada que pronto se dejó notar en el dólar, que comenzó su particular escalada contra el yen y el euro.
La revalorización de la moneda estadounidense junto con el aumento de la rentabilidad de los bonos del Tesoro a 10 años son señales de que la recuperación está afianzada pero, al mismo tiempo, también pueden erosionar la expansión, en un momento en que tanto el Banco de Japón como el Banco Central Europeo han recogido el testigo de Washington.
De momento, tras el buen dato dado a conocer el jueves, cuando el Departamento de Comercio informó que el PIB de EEUU creció a un ritmo del 3,5 por ciento entre julio y septiembre, los economistas de Goldman Sachs cumplían los pronóstico sobre la ralentización de la actividad de cara a finales de año. Así, el banco de Lloyd Blankfein ha rebajado hoy su previsión de crecimiento para los tres últimos meses del año hasta el 2,2 por ciento, desde el 3 por ciento anterior. Una de las razones que mencionaban desde Goldman es "la rebaja de crecimiento para el resto del mundo y la reciente apreciación del dólar estadounidense".
Si en Japón, Haruhiko Kuroda, el gobernador de Japón, sorprendía con un incremento en la compra de activos y bonos, algo que por supuesto se dejó notar tanto en el yen como en el euro, la Fed comenzó a lanzar su primera ofensiva en lo que muchos consideran que podría convertirse en una nueva guerra de divisas. Según Market News International (MNI) del Deutsche Boerse, una fuente cercana al Banco Central Europeo reconocía que la "Fed ha notado la caída del euro" e implicaba que, desde Washington, Yellen y sus chicos dejaban caer que Mario Draghi debe vigilar la depreciación del euro, que no debe irse de las manos.
Esta misma fuente aseguraba que habrá que hacerse preguntas existenciales para el euro si las reformas de la Unión Monetaria no se completan a tiempo, algo que generará problemas en la política monetaria de la eurozona. De momento, dicha fuente también descartaba que el BCE tuviera un objetivo a la hora de incrementar su balance hasta los 3 billones de euros. "No está sobre la mesa", indicó.
Los tambores de batalla se dejan escuchar en Washington, en un momento en que la Reserva Federal ha engordado su balance con más de 4 billones de dólares en activos y finalizado su tercera ronda de compra de bonos del Tesoro y activos respaldados por hipotecas. La normalización monetaria, donde el encarecimiento del dinero a través de una subida de tipos no debería llegar hasta el año que viene, se ha dejado notar en el dólar, cuya apreciación tocaba el viernes máximos de los últimos seis años en su cruce con el yen y tocaba los 1,25 dólares en su cruce con el euro.
Una situación que, de irse de las manos, podría impactar en los resultados de las multinacionales estadounidenses, algo que a su vez podría crear una mayor volatilidad en los mercados y poner presión en el crecimiento. Con una mayor liquidez en el sistema, el euro debería continuar su descenso frente a otras divisas, entre ellas el dólar estadounidense, con el que ya toca mínimos de los últimos 14 meses. Un hecho que para muchos expertos podría despertar de nuevo al fantasma de la guerra cambiaria.