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Los expertos creen que el dinero del BCE irá más a deuda pública que a dar crédito

  • Parte de los 400.000 millones de préstamos a la banca pueden ir a 'carry trade'


Una de las medidas estrella de la reunión histórica del Banco Central Europeo (BCE) del 5 de junio fue la nueva versión de su programa de inyección de liquidez a la banca, el TLTRO (operaciones de financiación a plazo más largo con objetivo específico, por sus siglas en inglés).

La entidad monetaria pretende habilitar, entre septiembre y diciembre, 400.000 millones de euros para que este dinero acabe fluyendo hasta las empresas a través del crédito.

Las intenciones son positivas, sin embargo, muchos analistas dudan de que Fráncfort tenga los mecanismos para que estos nuevos fondos no se destinen a otras operaciones. La posibilidad de que una parte de esta liquidez se acabe destinando a hacer carry trade (comprar deuda pública) es elevada. Este proceso es sencillo: los bancos toman la liquidez del BCE a unos tipos muy bajos (en torno al 0,25%) y se la prestan a los Estados que pagan más rentabilidad.

El debate está servido

¿Cuál será el destino de los 400.000 millones? El debate está sobre la mesa y los analistas discrepan. Este montante es el que corresponde al 7% de la cartera de préstamos al sector privado no financiero excluido el crédito hipotecario. La duda que surge es si es posible vigilar a dónde lleve la banca esa liquidez. "La capacidad del BCE de controlar que ese dinero vaya a las empresas y a las familias es muy reducido", advierte Javier Santacruz, investigador asociado en la Universidad de Essex.

Los bancos reciben hasta el 7% de su cartera de préstamos como liquidez, lo que hagan después con ese montante es otra cuestión. "En la práctica, la capacidad para fiscalizar esa situación es difícil", reconoce Javier Flores, analista de Asinver, "en parte dependerá de la buena voluntad de las entidades". "En teoría el TLTRO está vinculado al nuevo crédito al sector privado, pero en la práctica los bancos pueden encontrar formas de arbitrarlo regulatoriamente. En mi opinión, una parte llegará al sector privado, otra parte al público", indica Ignacio de la Torre, analista de Arcano.

"No creo que se consiga que los 400.000 millones se destinen al crédito, ni nada cercano al cien por cien de esa cantidad. Se han puesto condiciones, pero no son especialmente duras o rigurosas", explica Daniel Pingarrón, analista de IG. "La banca española podrá demandar unos 54.000 millones de euros", indica Enrique Pérez-Hernández, profesor del IEB, cantidad que representa ese 7% de su cartera de préstamos.

A partir de marzo de 2015, y hasta junio de 2016, la institución realizará nuevas subastas trimestrales de liquidez. La banca podrá demandar hasta tres veces la financiación neta concedida desde el 30 de abril de 2014. Desde Deutsche Bank estiman que estos nuevos manguerazos podrían alcanzar un volumen de entre 0,95 y 1,15 billones de euros con este tipo de TLTRO.

Desde que Draghi anunciara la nueva ronda de estímulos monetarios de la entidad, la caída de las rentabilidades de los bonos ha sido abrupta, especialmente en los periféricos, lo que refleja una gran entrada de dinero. "Estos movimientos tan fuertes responden a la participación de grandes inversores, como fondos o bancos", reconoce Miguel Llorente, gestor de patrimonios de Capital At Work. La encuesta de junio de gestores revela que los responsables de los fondos de inversión creen que los bonos periféricos están sobrevalorados, por lo que una oleada tan fuerte de liquidez podría venir del sector financiero. "La caída de la rentabilidad del soberano está justificada por esto", indica de la Torre.

Además, la banca se encuentra con otro argumento muy positivo para hacer carry trade: el tratamiento de los activos en la regulación de Basilea III. Las exigencias de provisiones por conceder préstamos a las empresas son mucho más elevadas que el caso de la deuda soberana que, "en principio, tiene recurso de capital coste cero", explica Pérez-Hernández. "Los incentivos de un banco para prestar son prácticamente nulos, porque el crédito tiene que ir provisionado, consume capital", indica Santacruz.

La penalización por no destinar estos fondos a la concesión de nuevos créditos, según está marcado hasta la fecha, es que tendrán que devolver los TLTRO en septiembre de 2016 en vez de en septiembre de 2018, que será su fecha de vencimiento si se siguen las normas.

Por otra parte, Javier Flores destaca que podría existir un "conflicto de intereses" entre las funciones de política monetaria y de supervisión bancaria que realizarán dos equipos dentro del BCE. "Si la institución detecta que una entidad está llevando esos fondos a otros destinos pondrá en duda la capacidad de supervisión del propio BCE", explica "y tengo dudas de que si esto se produce, Fráncfort lo denuncie".